Ambientes y Tendencias
Mestizaje noble:
una auténtica "inculturación"
Permítame proponerle que eche un buen vistazo a la pintura de abajo y tome nota de sus impresiones.
Confieso que la primera vez que la vi, hice un análisis superficial y prejuicioso, la imagen me pareció confusa.
Numerosos personajes, un texto en español y caligrafía algo arcaicos, vestiduras multicolores de los laicos contrastando con las sotanas negras de los dos sacerdotes. En resumen, no le hallaba mucho sentido.
Sin embargo, el cuadro fue pintado con mucho cuidado y todo se hizo por una razón.
El objeto del cuadro no es solo agradar la vista. Su propósito final es presentar los símbolos imperiales católicos para su audiencia: los indios y los españoles del Perú en el siglo XVII. Con un poco de investigación pude descubrir la clave que abrió la puerta al significado.
* * *
Permítanme analizar esta imagen desde el punto de vista del observador.
En el punto central superior se encuentra el símbolo (hoy se llamaría logo) de la Compañía de Jesús, un sol que representa a Dios Nuestro Señor, dicho sea de paso el sol también era un símbolo divino del Imperio Inca.
Debajo encontramos a dos hombres vestidos de negro, dos sacerdotes, que aunque colocados en el fondo del cuadro parecen ser los inspiradores de las acciones que se desarrollan en primer plano.
El sacerdote a la izquierda es San Ignacio de Loyola que lleva la Constitución de la Compañía de Jesús, la Orden que él fundó.
El que está a la derecha es San Francisco de Borja. que había sido Duque de Gandía y Virrey de Cataluña, señalando una calavera, símbolo de su renuncia a los títulos y a las cosas de esta tierra que tenía, renuncia hecha para contemplar y luchar por las cosas de la eternidad.
Los dos santos jesuitas no están en el cuadro por casualidad, hay justificación para su presencia, y es que inspiraron las políticas que condujeron a los matrimonios retratados en este cuadro y a su vez eran parientes cercanos de los novios.
Continuando con el análisis, vemos que las dos parejas en primer plano son las protagonistas de la escena.
A la izquierda están Martín de Loyola con traje amarillo, un noble caballero perteneciente a la Casa de Loyola y sobrino nieto de San Ignacio de Loyola, y su esposa, Beatriz Clara Coya , hija del gobernante Inca Sayri Tupac (1535-1561).
A la derecha están Juan de Borja, de negro, Caballero de Santiago, pariente cercano de San Francisco de Borja, con su esposa Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Borja, noble Hipano-Inca, mestiza, Señora del Valle de Yucay y también primera Marquesa de Santiago de Oropesa. Era hija de la pareja de la izquierda, por lo que también su padre la relacionaba con la Casa Loyola.
Ambas princesas eran descendientes de la línea real Inca.
Se trata de una pintura atemporal, es decir, colocada fuera del tiempo cronológico, ya que ambos matrimonios están siendo bendecidos en el mismo momento, aunque tuvieron lugar en fechas distintas y representan generaciones distintas.
La primera boda, de Beatriz y Martín, tuvo lugar en Cusco, la capital inca en 1572, y la segunda boda es la de su hija Lorenza, quien se casó con Juan en 1611 en España. Bien podría decirse que esta pintura es la "partida de nacimiento" del Perú.
El mestizaje en el Virreinato del Perú comenzó con notas sociales y religiosas muy altas, promovidas por la Corona, acogidas con calurosa aprobación por sus súbditos - tanto nativos del Perú como españoles - y bendecidas por la Iglesia. ¿Qué más se puede pedir?
Con esto, podemos identificar a los personajes del fondo a la izquierda: son los antepasados incas de las Princesas, colocados según criterio de jerarquía y protocolo y otorgado el lugar de mayor honor.
A la derecha, en el extremo opuesto, vemos a los nobles, antepasados y familiares de los caballeros Martín de Loyola y Juan de Borja.
En el centro de ese grupo, hay un obispo rodeado de nobles caballeros con los trajes negros de la corte de esa época y las grandes damas con sus finos vestidos de colores. No pude identificar quién era este obispo.
Hay un detalle que vale la pena resaltar respecto a los múltiples símbolos y significados que presenta este cuadro: es la colocación de las manos de los dos pares de novios.
Ambas parejas se toman de la mano, sin embargo Martín y Beatriz juntan sus manos derechas, símbolo de igualdad de rango, símbolo también de que la Corona dio la misma consideración a sus súbditos indios que a sus súbditos españoles. En ese momento era importante dejar muy claro este punto, acerca de cómo la Corona consideraba a sus súbditos en América y España.
En el retrato de la otra pareja, Juan coloca su mano derecha sobre la mano izquierda de Lorenza, lo que se enfatiza aquí, creo, es el papel que juega cada cónyuge en el matrimonio siguiendo las enseñanzas de la Iglesia: La esposa está sujeta al esposo.
Aquí tenemos un bello y noble ejemplo de una “inculturación” contrarrevolucionaria, exactamente lo contrario de la lucha de clases que el progresismo y el comunismo quieren instaurar en la sociedad poniendo una clase contra la otra. Vemos que los nobles de España - emparentados con los santos - no consideraron por debajo de su condición casarse con las Princesas Incas del Perú, uniendo así armónicamente, por la bendición de la Iglesia y la verdadera Fe, dos culturas y pueblos.
En el momento en que alguien lea este artículo, lo más probable es que el futuro de Perú esté sellado para bien o para mal, ya que está en proceso de elegir un nuevo presidente. Pido las oraciones del lector por esa noble Nación.
Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas y Filipinas, Ruega por Nosotros.
Confieso que la primera vez que la vi, hice un análisis superficial y prejuicioso, la imagen me pareció confusa.
Numerosos personajes, un texto en español y caligrafía algo arcaicos, vestiduras multicolores de los laicos contrastando con las sotanas negras de los dos sacerdotes. En resumen, no le hallaba mucho sentido.
Sin embargo, el cuadro fue pintado con mucho cuidado y todo se hizo por una razón.
El objeto del cuadro no es solo agradar la vista. Su propósito final es presentar los símbolos imperiales católicos para su audiencia: los indios y los españoles del Perú en el siglo XVII. Con un poco de investigación pude descubrir la clave que abrió la puerta al significado.
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Permítanme analizar esta imagen desde el punto de vista del observador.
En el punto central superior se encuentra el símbolo (hoy se llamaría logo) de la Compañía de Jesús, un sol que representa a Dios Nuestro Señor, dicho sea de paso el sol también era un símbolo divino del Imperio Inca.
Debajo encontramos a dos hombres vestidos de negro, dos sacerdotes, que aunque colocados en el fondo del cuadro parecen ser los inspiradores de las acciones que se desarrollan en primer plano.
El sacerdote a la izquierda es San Ignacio de Loyola que lleva la Constitución de la Compañía de Jesús, la Orden que él fundó.
El que está a la derecha es San Francisco de Borja. que había sido Duque de Gandía y Virrey de Cataluña, señalando una calavera, símbolo de su renuncia a los títulos y a las cosas de esta tierra que tenía, renuncia hecha para contemplar y luchar por las cosas de la eternidad.
Los dos santos jesuitas no están en el cuadro por casualidad, hay justificación para su presencia, y es que inspiraron las políticas que condujeron a los matrimonios retratados en este cuadro y a su vez eran parientes cercanos de los novios.
Continuando con el análisis, vemos que las dos parejas en primer plano son las protagonistas de la escena.
A la izquierda están Martín de Loyola con traje amarillo, un noble caballero perteneciente a la Casa de Loyola y sobrino nieto de San Ignacio de Loyola, y su esposa, Beatriz Clara Coya , hija del gobernante Inca Sayri Tupac (1535-1561).
A la derecha están Juan de Borja, de negro, Caballero de Santiago, pariente cercano de San Francisco de Borja, con su esposa Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Borja, noble Hipano-Inca, mestiza, Señora del Valle de Yucay y también primera Marquesa de Santiago de Oropesa. Era hija de la pareja de la izquierda, por lo que también su padre la relacionaba con la Casa Loyola.
Ambas princesas eran descendientes de la línea real Inca.
Se trata de una pintura atemporal, es decir, colocada fuera del tiempo cronológico, ya que ambos matrimonios están siendo bendecidos en el mismo momento, aunque tuvieron lugar en fechas distintas y representan generaciones distintas.
La primera boda, de Beatriz y Martín, tuvo lugar en Cusco, la capital inca en 1572, y la segunda boda es la de su hija Lorenza, quien se casó con Juan en 1611 en España. Bien podría decirse que esta pintura es la "partida de nacimiento" del Perú.
El mestizaje en el Virreinato del Perú comenzó con notas sociales y religiosas muy altas, promovidas por la Corona, acogidas con calurosa aprobación por sus súbditos - tanto nativos del Perú como españoles - y bendecidas por la Iglesia. ¿Qué más se puede pedir?
A la izquierda, la nobleza Inca en su tradicional traje de gala; a la derecha, la nobleza española.
A la derecha, en el extremo opuesto, vemos a los nobles, antepasados y familiares de los caballeros Martín de Loyola y Juan de Borja.
En el centro de ese grupo, hay un obispo rodeado de nobles caballeros con los trajes negros de la corte de esa época y las grandes damas con sus finos vestidos de colores. No pude identificar quién era este obispo.
Hay un detalle que vale la pena resaltar respecto a los múltiples símbolos y significados que presenta este cuadro: es la colocación de las manos de los dos pares de novios.
A la izquierda, Martín y Beatriz; a la derecha, Juan y Lorenza.
En el retrato de la otra pareja, Juan coloca su mano derecha sobre la mano izquierda de Lorenza, lo que se enfatiza aquí, creo, es el papel que juega cada cónyuge en el matrimonio siguiendo las enseñanzas de la Iglesia: La esposa está sujeta al esposo.
Aquí tenemos un bello y noble ejemplo de una “inculturación” contrarrevolucionaria, exactamente lo contrario de la lucha de clases que el progresismo y el comunismo quieren instaurar en la sociedad poniendo una clase contra la otra. Vemos que los nobles de España - emparentados con los santos - no consideraron por debajo de su condición casarse con las Princesas Incas del Perú, uniendo así armónicamente, por la bendición de la Iglesia y la verdadera Fe, dos culturas y pueblos.
En el momento en que alguien lea este artículo, lo más probable es que el futuro de Perú esté sellado para bien o para mal, ya que está en proceso de elegir un nuevo presidente. Pido las oraciones del lector por esa noble Nación.
Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas y Filipinas, Ruega por Nosotros.
Publicada el 23 de junio de 2021
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