Asuntos de Fátima
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¿Será destruida Roma? - IV
El vino de la ira se derramará
Tengo noticias para tí. En caso de que no lo sepas, Dios está muy enojado pero todavía nos está dando oportunidades para salvar nuestra alma. "Nunca es demasiado tarde para recurrir a Jesús y María".
El mundo no se va a acabar, pero habrá un Gran Castigo que ocurrirá en la tierra. Luego, después, como leemos en Zacarías (13: 8): "Y habrá en toda la tierra, dice el Señor, dos partes serán esparcidas y perecerán; pero la tercera parte será dejada en ella".
Si le han lavado el cerebro para que crea en el Cambio Climático, el Calentamiento Global y otra propaganda de izquierda y comunista, no debería sorprenderse por los cambios catastróficos que ocurrirán. Pero es Dios quien cambia las estaciones, hace que la tierra produzca malos frutos y hace que los cuerpos celestes pierdan la regularidad de sus movimientos.
Cuando la luna refleje solo una débil luz rojiza; cuando el agua y el fuego produzcan movimientos convulsivos en la esfera terrestre, haciendo que se traguen montañas y ciudades, esta será la acción de Dios, cuya ira ya no podrá ser reprimida por la mano de Nuestra Señora.
Los tres períodos de la historia y el Apocalipsis
En su libro de 1921 The Apocalypse of St. John , el autor Rev. E. Sylvester Berry, divide la Historia de la Iglesia en tres períodos:
Haciendo caso omiso de la advertencia de Nuestra Señora
El cielo ha tratado de advertir a la humanidad que se convierta y se arrepienta. El 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora de Fátima se apareció a los tres videntes y les dijo: "Vengo del Cielo". Les pidió que fueran a la Cova de Iria durante seis meses el día 13 del mes a la misma hora porque tenía un mensaje para el mundo: “Luego, diré quién soy y lo que deseo y volveré aquí todavía por séptima vez".
Todavía estamos esperando esa séptima aparición en la Cova de Iria.
Durante la tercera aparición el 13 de julio de 1917, Nuestra Señora les dijo a los tres videntes que había venido a Fátima para salvar almas. Estas fueron sus palabras:
“Habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios desea establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si la gente hace lo que digo, muchas almas se salvarán y habrá paz. La guerra va a terminar, (la Primera Guerra Mundial) pero si la gente no deja de ofender a Dios, estallará una peor durante el pontificado de Pío XI (Segunda Guerra Mundial)”. Esa guerra será el comienzo de un castigo del mundo por sus crímenes mediante la guerra, el hambre y las persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre”.
Para evitarlo, pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la Comunión de Reparación los Primeros Sábados. Si se atendieran sus peticiones, Rusia se convertiría y habría paz; si no, esparciría sus errores por todo el mundo, provocando guerras y persecución de la Iglesia”.
A principios del siglo XX, los católicos liberales, a quienes el Papa Pío IX había calificado previamente como "los peores enemigos de la Iglesia", metamorfoseados en modernistas ya estaban en aumento. Aunque condenado por San Pío X, su influencia creció bajo Benedicto XV y Pío XI. En 1930, cuando Pío XI se enteró de que Nuestra Señora de Fátima había solicitado que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón por él y los obispos del mundo, no hizo nada.
Ella recibió el "trato silencioso". Ese llamado a salvar nuestras almas fue rechazado. Había comenzado la negación de Nuestra Señora de Fátima. El resultado fue la Segunda Guerra Mundial y la pérdida de 80 millones de vidas.
¡Nuestro Señor no estaba complacido! Le dijo a la Hermana Lucía en la Aparición de Rianjo en 1931: “Díganle a Mis ministros que, dado que siguen el ejemplo del Rey de Francia al retrasar la ejecución de mi solicitud, lo seguirán a la desgracia”.
Posteriormente repitió la misma denuncia: “No quisieron atender Mi pedido. Como el Rey de Francia, se arrepentirán y lo harán [harán la consagración] pero será tarde. Rusia ya habrá esparcido sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia. El Santo Padre tendrá mucho que sufrir”.
En su última aparición pública la Hna. Lucía le dijo a Fr. Fuentes en una reunión de 1957: "Padre, la Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha prestado atención a su Mensaje, ni los buenos ni los malos".
Esta triste queja se ajusta a los mensajes pasados de Nuestra Señora.
En el siglo XVII, Nuestra Señora del Buen Suceso le dijo a una monja concepcionista en Quito, Ecuador, que en el siglo XX “los religiosos infieles, que bajo la apariencia de virtud y celo de mal espíritu, se volverían contra Religión, que los alimentaba de su pecho”. Nuestros pensamientos se dirigen inmediatamente a aquellos religiosos que dejaron la Iglesia para seguir la agenda progresista del Novus Ordo.
En el Mensaje de La Salette advirtió en 1856: “¡Ay de los sacerdotes y de las personas consagradas a Dios, que con sus infidelidades y sus malas vidas crucifican de nuevo a mi Hijo!”.
Ella también dijo esta línea muy significativa: "Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo".
Ciertamente, el Papa actual, junto con los seis que lo precedieron, puede representar al Anticristo que viene a engañar al pueblo y destruir la Santa Iglesia.
El papel de Elías
En el Antiguo Testamento, encontramos al perfecto Profeta Elías, el primer Carmelita. Para salvar almas, Dios lo envió a advertir a las 10 tribus del norte de Israel que estaban quebrantando las leyes de Moisés. Como no lo escucharon, los asirios tomaron su capital, Samaria, y se los llevaron como prisioneros en el cautiverio de Nínive en el 722 a. C.
Nuestra Señora vino a Fátima en 1917 como el Profeta Elías para llamar a los católicos que ya se estaban desviando del verdadero camino de regreso a la Fe de nuestros padres. La Jerarquía de la Iglesia comenzando por los Papas no quiso obedecer a Nuestra Señora de Fátima y las consecuencias de su falta de acción llevaron a millones de católicos a perder la fe.
La bestia del mar y el regreso de Elías
Parece que ahora estamos en presencia del Anticristo.
El capítulo XII del Apocalipsis nos informa que la bestia de siete cabezas que sale del mar, es el Anticristo como lo predijo el profeta Daniel. ¿No podría ser que esta bestia representa el progresismo al que se adhirieron los siete papas que prepararon el camino para el Vaticano II y lo implementaron?
Como el P. Berry señala: “La venida del Anticristo abre el conflicto decisivo entre la Iglesia y los poderes del Infierno. Será la realización completa de la profecía del Génesis: "Pondré enemistades entre ti y la mujer y tu simiente y su simiente". ( El Apocalipsis de San Juan , págs. 88-89)
Es la “batalla decisiva” que el diablo librará contra la Santísima Virgen que la Hermana Lucía le dijo al P. Fuentes pasaría en nuestros días.
El reinado del Anticristo y su profeta será una verdadera renovación del paganismo en todo el mundo. De hecho, habrá una organización completa de una iglesia de Satanás establecida en oposición a la Iglesia de Cristo.
Para ayudarnos a salvar almas y ganar esta batalla contra el Anticristo (Mt 6: 9), Dios enviará de nuevo a Elías tal como lo hizo en 772 a. C.
El Mensaje de La Salette señala también que cuando “la Iglesia sea eclipsada y el mundo esté consternado”, entonces Dios enviará a Elías y Enoc, quienes “predicarán con el poder de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán en Dios y muchas almas serán consoladas”. Condenarán públicamente los errores diabólicos del Anticristo.
Habiendo cumplido su misión, los dos Profetas serán ejecutados por el Anticristo. Durante tres días y medio, los cuerpos de los Profetas mártires permanecerán insepultos en las calles de Jerusalén "donde Nuestro Señor fue crucificado siglos antes".
Pero entonces los dos Profetas se levantarán de nuevo y serán llevados al cielo, y Jerusalén será sacudida por un gran terremoto donde una multitud perecerá y una décima parte de la ciudad será destruida.
Un ángel exhorta a todos a volverse al Dios del cielo y de la tierra porque el día del juicio está cerca.
Como el P. Berry señala que este no es el Juicio Final del último día. (p. 98) Más bien, es el Juicio de las Naciones del que habla la Escritura, el juicio que caerá sobre el Anticristo y sus seguidores.
Un segundo ángel anuncia la próxima caída de Babilonia, que es la Roma progresista, la sede del Falso Profeta y la capital de un imperio neopagano. Roma seducirá a otras naciones gentiles para que adoren al Anticristo. Aquellos que han vivido la segunda mitad del siglo XX podrían reconocer esto como el Vaticano II.
Un tercer ángel amenaza a todos los seguidores del Anticristo con la condenación eterna. Serán castigados con todos los rigores de la justicia infinita de Dios, no atemperada por la misericordia. El vino de la ira se verterá en la copa sin mezclar con el agua de la misericordia. (págs. 98-99) Este es el Gran Castigo.
Continuará...
Nuestra Señora ya no puede retener la mano de la justicia de su Divino Hijo
Si le han lavado el cerebro para que crea en el Cambio Climático, el Calentamiento Global y otra propaganda de izquierda y comunista, no debería sorprenderse por los cambios catastróficos que ocurrirán. Pero es Dios quien cambia las estaciones, hace que la tierra produzca malos frutos y hace que los cuerpos celestes pierdan la regularidad de sus movimientos.
Cuando la luna refleje solo una débil luz rojiza; cuando el agua y el fuego produzcan movimientos convulsivos en la esfera terrestre, haciendo que se traguen montañas y ciudades, esta será la acción de Dios, cuya ira ya no podrá ser reprimida por la mano de Nuestra Señora.
Los tres períodos de la historia y el Apocalipsis
En su libro de 1921 The Apocalypse of St. John , el autor Rev. E. Sylvester Berry, divide la Historia de la Iglesia en tres períodos:
- El triunfo de la Iglesia;
- La apertura del abismo, que incluye el tiempo de las revoluciones que conducen al Anticristo;
- El cierre del abismo con el establecimiento del Reino universal de Jesús en María hasta el fin del mundo. (págs. 11-12)
Haciendo caso omiso de la advertencia de Nuestra Señora
El cielo ha tratado de advertir a la humanidad que se convierta y se arrepienta. El 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora de Fátima se apareció a los tres videntes y les dijo: "Vengo del Cielo". Les pidió que fueran a la Cova de Iria durante seis meses el día 13 del mes a la misma hora porque tenía un mensaje para el mundo: “Luego, diré quién soy y lo que deseo y volveré aquí todavía por séptima vez".
Todavía estamos esperando esa séptima aparición en la Cova de Iria.
"Has visto el infierno
donde van las almas de los pobres pecadores"
“Habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios desea establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si la gente hace lo que digo, muchas almas se salvarán y habrá paz. La guerra va a terminar, (la Primera Guerra Mundial) pero si la gente no deja de ofender a Dios, estallará una peor durante el pontificado de Pío XI (Segunda Guerra Mundial)”. Esa guerra será el comienzo de un castigo del mundo por sus crímenes mediante la guerra, el hambre y las persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre”.
Para evitarlo, pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la Comunión de Reparación los Primeros Sábados. Si se atendieran sus peticiones, Rusia se convertiría y habría paz; si no, esparciría sus errores por todo el mundo, provocando guerras y persecución de la Iglesia”.
A principios del siglo XX, los católicos liberales, a quienes el Papa Pío IX había calificado previamente como "los peores enemigos de la Iglesia", metamorfoseados en modernistas ya estaban en aumento. Aunque condenado por San Pío X, su influencia creció bajo Benedicto XV y Pío XI. En 1930, cuando Pío XI se enteró de que Nuestra Señora de Fátima había solicitado que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón por él y los obispos del mundo, no hizo nada.
Ella recibió el "trato silencioso". Ese llamado a salvar nuestras almas fue rechazado. Había comenzado la negación de Nuestra Señora de Fátima. El resultado fue la Segunda Guerra Mundial y la pérdida de 80 millones de vidas.
¡Nuestro Señor no estaba complacido! Le dijo a la Hermana Lucía en la Aparición de Rianjo en 1931: “Díganle a Mis ministros que, dado que siguen el ejemplo del Rey de Francia al retrasar la ejecución de mi solicitud, lo seguirán a la desgracia”.
Posteriormente repitió la misma denuncia: “No quisieron atender Mi pedido. Como el Rey de Francia, se arrepentirán y lo harán [harán la consagración] pero será tarde. Rusia ya habrá esparcido sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia. El Santo Padre tendrá mucho que sufrir”.
En su última aparición pública la Hna. Lucía le dijo a Fr. Fuentes en una reunión de 1957: "Padre, la Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha prestado atención a su Mensaje, ni los buenos ni los malos".
Esta triste queja se ajusta a los mensajes pasados de Nuestra Señora.
Los siete ángeles con trompetas parecen terminar el segundo período
En el Mensaje de La Salette advirtió en 1856: “¡Ay de los sacerdotes y de las personas consagradas a Dios, que con sus infidelidades y sus malas vidas crucifican de nuevo a mi Hijo!”.
Ella también dijo esta línea muy significativa: "Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo".
Ciertamente, el Papa actual, junto con los seis que lo precedieron, puede representar al Anticristo que viene a engañar al pueblo y destruir la Santa Iglesia.
El papel de Elías
En el Antiguo Testamento, encontramos al perfecto Profeta Elías, el primer Carmelita. Para salvar almas, Dios lo envió a advertir a las 10 tribus del norte de Israel que estaban quebrantando las leyes de Moisés. Como no lo escucharon, los asirios tomaron su capital, Samaria, y se los llevaron como prisioneros en el cautiverio de Nínive en el 722 a. C.
Nuestra Señora vino a Fátima en 1917 como el Profeta Elías para llamar a los católicos que ya se estaban desviando del verdadero camino de regreso a la Fe de nuestros padres. La Jerarquía de la Iglesia comenzando por los Papas no quiso obedecer a Nuestra Señora de Fátima y las consecuencias de su falta de acción llevaron a millones de católicos a perder la fe.
La bestia del mar y el regreso de Elías
Parece que ahora estamos en presencia del Anticristo.
El capítulo XII del Apocalipsis nos informa que la bestia de siete cabezas que sale del mar, es el Anticristo como lo predijo el profeta Daniel. ¿No podría ser que esta bestia representa el progresismo al que se adhirieron los siete papas que prepararon el camino para el Vaticano II y lo implementaron?
El segundo y tercer sonido de trompeta para advertir del castigo de la humanidad.
Es la “batalla decisiva” que el diablo librará contra la Santísima Virgen que la Hermana Lucía le dijo al P. Fuentes pasaría en nuestros días.
El reinado del Anticristo y su profeta será una verdadera renovación del paganismo en todo el mundo. De hecho, habrá una organización completa de una iglesia de Satanás establecida en oposición a la Iglesia de Cristo.
Para ayudarnos a salvar almas y ganar esta batalla contra el Anticristo (Mt 6: 9), Dios enviará de nuevo a Elías tal como lo hizo en 772 a. C.
El Mensaje de La Salette señala también que cuando “la Iglesia sea eclipsada y el mundo esté consternado”, entonces Dios enviará a Elías y Enoc, quienes “predicarán con el poder de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán en Dios y muchas almas serán consoladas”. Condenarán públicamente los errores diabólicos del Anticristo.
Habiendo cumplido su misión, los dos Profetas serán ejecutados por el Anticristo. Durante tres días y medio, los cuerpos de los Profetas mártires permanecerán insepultos en las calles de Jerusalén "donde Nuestro Señor fue crucificado siglos antes".
Pero entonces los dos Profetas se levantarán de nuevo y serán llevados al cielo, y Jerusalén será sacudida por un gran terremoto donde una multitud perecerá y una décima parte de la ciudad será destruida.
Un ángel exhorta a todos a volverse al Dios del cielo y de la tierra porque el día del juicio está cerca.
El ídolo de la Pachamama adorado en el Vaticano: ¿signo del Anticristo?
Un segundo ángel anuncia la próxima caída de Babilonia, que es la Roma progresista, la sede del Falso Profeta y la capital de un imperio neopagano. Roma seducirá a otras naciones gentiles para que adoren al Anticristo. Aquellos que han vivido la segunda mitad del siglo XX podrían reconocer esto como el Vaticano II.
Un tercer ángel amenaza a todos los seguidores del Anticristo con la condenación eterna. Serán castigados con todos los rigores de la justicia infinita de Dios, no atemperada por la misericordia. El vino de la ira se verterá en la copa sin mezclar con el agua de la misericordia. (págs. 98-99) Este es el Gran Castigo.
Continuará...
Este artículo fue publicado originalmente por TIA el 24 de noviembre de 2021.
Traducido al español y publicado por TIA Ecuador el 25 de noviembre de 2021.
Traducido al español y publicado por TIA Ecuador el 25 de noviembre de 2021.
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