La Tristeza de Nuestra Señora del Buen Suceso en Quito por Atila S. Guimarães

Nuestra Señora del Buen Suceso

La Tristeza de Nuestra Señora del Buen Suceso en Quito 2019

Atila S. Guimarães

Este año pude estar en Quito el 2 de febrero, la fiesta de Nuestra Señora del Buen Suceso. Nunca antes había estado en esa ciudad colorida y hermosa. Llegué el 1 de febrero y me fui el 7. Desde el 1 de febrero hasta el 3, cuando la Imagen regresó a su lugar de clausura en el coro superior del Convento, intenté quedarme con Ella tanto como pude, lo que se traduce en aproximadamente cuatro o cinco horas todos los días.

Aunque las fotos con flash no estaban permitidas en la Iglesia y mi cámara no es profesional, tomé muchas fotos en esos días, algunas de las cuales compartiré con mis lectores.

Al ingresar a la Iglesia de la Inmaculada Concepción, que es majestuosa y muy digna, pero no tan rica como la Catedral o la Iglesia de San Francisco, uno necesita algo de tiempo para adaptar su espíritu a esa atmósfera barroca del Quito colonial. Mientras se lleva a cabo esta adaptación, los ojos se dirigen a la imagen principal en el altar central, que reemplaza a Cristo crucificado durante esos días. Ahí estaba la estatua de Nuestra Señora del Buen Suceso.

Ella reina desde su nicho no sólo como la Abadesa del Convento de la Inmaculada Concepción sino como la Emperatriz del mundo. La forma en que sostiene a su bastón da la impresión de que está lista para dar algunos pasos y descender para ejercer su dominio sobre todos sus temas. No conozco ninguna imagen de Luis XIV en toda su pompa que tenga más majestad que Nuestra Señora en esa Imagen.

Su majestad, sin embargo, no era de una Emperatriz a la que sus súbditos aplaudían. Me pareció más bien la majestad de una reina que está siendo rechazada. Parece estar cerrada en su propia dignidad como si dijera: "Sigo siendo yo misma en toda mi majestad, incluso cuando nadie o solo unos pocos están abiertos para mí".

Ella tiene algo de la majestad rechazada que se puede ver en la Sábana Santa de Turín. Dios Encarnado fue rechazado, condenado por el bien que hizo y crucificado entre ladrones. Su Sagrado Rostro es el paradigma de la majestad rechazada: es la Divina Majestad rechazada. En mi opinión, la estatua de Nuestra Señora del Buen Suceso reveló algo similar en esos días en que Ella descendió de su silla de Abadesa en el coro superior para estar con la gente de Quito.

La expresión de la Estatua Sagrada no se suavizó durante los dos días siguientes. En la tarde del 3 de febrero, la llevaron del altar central a un lugar en un andor cerca de la barandilla de la Comunión, como un sitio intermedio antes de que Ella volviera al claustro.

Fue bueno para los fieles presentes que podían verla más cercanamente. Pero, al ver la imagen sagrada más de cerca, me pareció que su tristeza era aún más fuerte. Parecía estar a punto de llorar, como muestran las fotos.

Ahora, ¿por qué estaba tan triste la estatua? ¿Hay razones para este apogeo de dolor?

Creo que hay muchas razones para esa tristeza. Enumero solo algunas.

Su estatua tuvo que soportar muchas misas Novus Ordo que se dijeron a sus pies;
Een el Convento las propias monjas no tienen acceso a una misa tridentina y, cuando algunos buenos católicos traen a un sacerdote para decir una dentro del convento, las superioras se quejan y prefieren la nueva misa en lengua vernácula;

La nueva misa es dicha para las monjas por dos sacerdotes franciscanos. El 3 de febrero, uno de estos sacerdotes fue denunciado por los padres de dos niñas, luego arrestado y encarcelado por abusar sexualmente de esas niñas. Esta noticia apareció en los titulares de los periódicos locales y el tema aún estaba en las primeras páginas el 6 de febrero.

El arzobispo de Quito, Fausto Trávez Trávez, prohibió al grupo de buenos hombres católicos que durante dos décadas han llevado la estatua del coro a la Iglesia, llevar a cabo este trabajo. También les prohibió organizar la Procesión del Amanecer, una procesión solemne que lleva una estatua más pequeña de Nuestra Señora por las calles de la ciudad en las horas de la madrugada del día de su fiesta, el 2 de febrero.

Pasó estas actividades a los sacerdotes de la Sociedad de San Pío X (SSPX), quienes durante la noche entraron en escena y se hicieron cargo. La razón de esta complacencia repentina del arzobispo con un grupo que dice que la misa en latín, que él prohíbe en toda su arquidiócesis, parece ser un raro intercambio de favores entre ambas partes.

De hecho, se dice en Quito fue que el arzobispo había sido presionado por acreedores para pagar la enorme deuda que había asumido durante la visita del papa Francisco a Quito en 2015 y no podía pagar. Se decía en todas partes que la Fraternidad SSPX aportó con la cantidad de dinero necesaria a cambio de la promesa del Prelado de reemplazar a ese grupo de buenos católicos que tradicionalmente realizaban el descenso y retorno de la Imagen y organizaban la Procesión del Amanecer.

También escuché de personas bien informadas que, cuando los sacerdotes de SSPX intentaron levantar la Estatua del coro para llevarla a la Iglesia, la Estatua se volvió tan pesada que no pudieron hacerlo. Por cierto, se sabe que esta es una forma común para que la Imagen muestre su disgusto: pues se vuelve tan pesada que ni siquiera puede ser transportada por un grupo de hombres fuertes.

Según estas fuentes confiables, la situación era tan vergonzosa que las monjas no sabían qué hacer. Se llamó al arzobispo y decidió que los franciscanos debían llevarla abajo. La estatua se dejó transportar por los franciscanos, pero no pudieron ubicar al Niño Jesús, que a su vez se volvió extremadamente pesado. Entonces, esa primera noche, la Estatua permaneció en la Iglesia sin el Niño Jesús en su brazo. A la mañana siguiente, la Madre Superiora pudo levantar fácilmente al Niño y colocarlo en el brazo de Su Madre.

Aquí, les ofrezco a mis lectores algunas razones, reales o hipotéticas, ya que no puedo garantizar la veracidad de los rumores que volaban en Quito durante todo el tiempo que estuve allí, los cuales pueden explicar por qué Nuestra Señora estaba tan triste.

En cualquier circunstancia, los buenos católicos deben reparar estos y muchos otros delitos que se cometen a diario contra Ella y su Hijo. Solicitar reparación es el motivo que me inspiró a escribir estas líneas.

Publicado el 8 de octubre de 2019