El liderazgo se establece por generosidad y gratitud, no por un contrato social por Plinio Correa de Oliveira

Sociedad Orgánica

El liderazgo se establece por generosidad y gratitud, no por un contrato social

Plinio Corrêa de Oliveira

La idea moderna de que el derecho de comando depende sólo del consentimiento de los comandados, contiene algo de los errores encontrados en el Contrato social de Jean Jacques Rousseau.

Para investigar esto, preguntémonos: ¿qué es un liderazgo auténtico? Un grupo de personas acuerda aceptar el liderazgo de un hombre y conferirle poder porque reconocen que este liderazgo es para el bien de todos. Entonces, le otorgan liderazgo a ese hombre y aceptan obedecerlo.

Hoy, en nuestro mundo revolucionario, sólo se piensa en las ventajas. Desde esta perspectiva surge la idea de que la delegación y la aceptación del poder es un intercambio de ventajas: "Permito que me mandes siempre que puedas satisfacer mis intereses personales". Esta es esencialmente la opinión de Rousseau en El Contrato Social . Es una visualización errónea del poder.

John Churchill lidera el ejército inglés en la Batalla de Blenheim. Se convirtió en Duque de Marlborough

En realidad, el que acepta el poder asume responsabilidades y obligaciones adicionales, que exigen muchos sacrificios y renuncias que no tendría si solo se ocupara de sus asuntos privados. Por lo tanto, cuando un grupo de personas elige un líder, implícitamente le dicen: "Le estamos pidiendo que se sacrifique por todos nosotros".

El líder acepta y se convierte en el miembro de ese grupo que hace los mayores sacrificios para mejorar la vida de los demás; se convierte en el benefactor del conjunto. Esta generosidad del líder crea un cierto tono en las relaciones entre él y sus seguidores, que es la relación entre el benefactor y los beneficiarios. El líder da su sangre por el conjunto; El conjunto le expresa su gratitud a través de la obediencia y el respeto. En esencia, esto no es un intercambio de intereses, sino un intercambio de actitudes morales nobles.

Después de que esta relación entre un hombre y un grupo ha funcionado orgánica y armónicamente durante algún tiempo, los descendientes de ese primer grupo aceptan el liderazgo del hijo del líder. También tienen una obligación de gratitud hacia él. La deuda normal de gratitud que proviene de los beneficios que recibieron del líder actual se suma a una gratitud que proviene de los beneficios que sus padres recibieron de su primer líder.

Es normal que la gratitud sea hereditaria. Miremos, por ejemplo, a un hombre que salva la vida de otro hombre. Se arroja a un lago para salvar a otro hombre que no sabe nadar. Supongamos que el lago está lleno de serpientes venenosas y otros peligros. Arriesgando su propia vida, el primer hombre logra arrastrar al otro a la orilla; pero durante este acto heroico, una serpiente lo muerde, lo que lo deja ciego. Arriesgó su vida para salvar al otro. La deuda de gratitud del beneficiario lo obliga a ayudar a mantener a su rescatador y protegerlo a él y a su familia.

Además, si el ciego no lo hubiera salvado, no podría haberse casado y haber tenido una familia numerosa. Por lo tanto, es normal que los hijos del beneficiario también honren y ayuden al rescatador y a sus hijos. El deber moral de la gratitud, dependiendo de cada caso, puede llevarse a cabo por muchas generaciones.

Lafayette, a la derecha , con Washington durante la Guerra de la Independencia

Esto es lo que sucedió con el famoso John Churchill, primer duque de Marlborough. La monarquía inglesa hizo una alianza con el imperio austríaco para contener el expansionismo del rey francés Luis XIV, cuyas acciones constituyeron una seria amenaza para ambas coronas. Marlborough fue el gran general inglés que, junto con el príncipe Eugenio de Saboya, el general austríaco, salvó a ambos países de ese peligro. Para expresarle la gratitud de Inglaterra, el Monarca inglés le dio tierras, una considerable suma de dinero y el título hereditario de Duque. Era una forma de pagar la deuda de gratitud de Inglaterra por su acción. Sin él, Inglaterra habría sufrido enormes pérdidas políticas.

Dios le dio a Marlborough el talento militar, el coraje y la capacidad de mando, dones que ejerció para salvar al país. Esto hizo que su linaje mereciera la gratitud y la admiración de su país por siempre. Vemos que el Contrato social de Rousseau no contribuye en nada al establecimiento de este tipo de liderazgo. Su argumento teórico está ausente cuando se trata de la realidad histórica.

Otro ejemplo de este tipo de gratitud se puede ver en el trato que los Estados Unidos, ahora una República, le dieron al Marqués de Lafayette y su linaje. Todos los descendientes de Lafayette, el oficial militar francés que luchó por la independencia de Estados Unidos, disfrutan del privilegio de la ciudadanía estadounidense, independientemente de su país de nacimiento.

El hijo de Colón, Diego, primer duque de Veraguas, fue virrey y gobernador del Nuevo Mundo.

Las tres Américas tienen una deuda de gratitud similar con Cristóbal Colón y sus descendientes, los duques de Veraguas en España. Durante la Guerra Civil de España en 1936, los comunistas tomaron prisionero al entonces duque de Veraguas. Se estaban preparando para enviarlo ante el pelotón de fusilamiento. Mientras tanto, muchas de las naciones americanas se unieron para hacer una petición pidiendo a los comandantes comunistas que no ejecutaran al duque de Veraguas, para que los descendientes del descubridor de América no desaparecieran de la faz de la tierra.

Los comunistas prestaron atención a la apelación y liberaron al duque de Veraguas. Es un episodio hermoso que da fe de la gratitud duradera de un gran grupo de naciones que fueron, con la excepción de Canadá, todas repúblicas.

Por lo tanto, esta noción de gratitud como elemento esencial del poder no es solo una concepción medieval. Incluso entre los revolucionarios, cuando se olvidan de la falsa mitología republicana nacida de Rousseau, lo que surge es una aceptación general de esta verdad, sentido común emerge.

Uno hereda los derechos y las deudas de gratitud, así como uno hereda cualquier otro bien. Si es correcto que un hombre herede los bienes de su padre porque es carne de su carne y sangre de su sangre, entonces la gratitud del padre recae también en su hijo. Por la misma razón que la propiedad es hereditaria, la gratitud es hereditaria y el tributo es hereditario.

Por lo tanto, esta gratitud que es fruto del buen liderazgo también puede ser una fuente de ella. Esta obligación moral de los descendientes de los beneficiarios es un factor importante para conferir autoridad a los descendientes de los benefactores.

Entonces, a la abnegación moral del líder y su disposición a sacrificarse como la base de la autoridad orgánica, se debe agregar la deuda de gratitud de los descendientes de sus subordinados. Ambas ideas muestran cuán legítimo, normal y orgánico es para aquellos que sobresalen en servir al bien común, ser reconocidos como líderes de un grupo o una nación.

Publicado el 27 de agosto 2019

Prof. Plinio

La Sociedad Orgánica fue un tema muy querido por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Se dirigió a este tema en innumerables ocasiones durante su vida, a veces en conferencias para la formación de sus discípulos, a veces en reuniones con amigos que se reunían para estudiar los aspectos sociales y la historia de la cristiandad, a veces de manera sencilla.

Atila S. Guimarães seleccionó extractos de estas conferencias y conversaciones de las transcripciones de las cintas y sus propias notas personales. Los tradujo y adaptó en artículos para el sitio web de TIA. En estos textos se mantiene la fidelidad a las ideas y palabras originales tanto como sea posible.

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