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Francisco besa los pies de políticos protestantes
El 11 de abril del 2019, al final de un retiro espiritual de dos días en el Vaticano, para las autoridades políticas y espirituales de Sudán del Sur, el Papa Francisco besó los pies de su futuro presidente y tres vicepresidentes, una mujer y dos hombres.El futuro gobierno se inaugurará el 12 de mayo y está compuesto por el presidente. Salva Kiir (católico), primera foto abajo, vice-presidente y actual líder de la oposición Rieck Machar (presbiteriano), segunda foto, vice-presidente Taban Deng Gai (presbiteriano), tercera foto, y Rebecca Niyadeng (Episcopal anglicana), foto arriba.
El retiro fue una iniciativa ecuménica conjunta del Secretario de Estado del Vaticano, los anglicanos de Inglaterra y los presbiterianos de Escocia. Las escenas de la sesión final se pueden ver en las dos últimas fotos.
Lo supremamente impactante en el gesto del Papa Francisco es que:
1. Tres de estos líderes son protestantes, y el hecho de que Francisco se humillase ante ellos, sin ninguna señal de su conversión es extremadamente deshonroso para toda la Iglesia Católica;
2. La posibilidad de que este acto mueva sus corazones es altamente improbable; no obstante, incluso si esto sucediera, no tendría consecuencias concretas en una situación política tan inestable como la de Sudán del Sur. De hecho, el presidente y uno de los vicepresidentes son los principales líderes de partidos opuestos; los otros dos vicepresidentes representan a otros partidos que tampoco están unidos con el presidente. Por lo tanto, el futuro gobierno está formado por partidos de oposición, una colcha de retazos, que probablemente explotará en poco tiempo;
3. La humildad orquestada del Papa Francisco ante estos líderes protetantes contradice frontalmente la arrogancia que ha demostrado con los católicos tradicionalistas: la Orden de Malta entre muchos otros;
4. También está en contradicción con su reciente rechazo a recibir el homenaje de los católicos en Loreto, que querían besarle la mano. En esa ocasión alegó que retiró la mano para evitar los gérmenes; ahora besa los zapatos de personas sin ninguna preocupación sanitaria especial.
En conclusión es un acto teatral más, que trata de destruir al Papado, con un acto indigno y repugnante que solo puede explicarse cuando consideramos el odio que tiene el progresismo por esta Institución establecida de manera divina.