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Funeral de prostituta trans en la Catedral de San Patricio
El 15 de febrero de 2024, segundo día de la Cuaresma, el Padre Edward Dougherty realizó un funeral para una prostituta transgénero atea que había adoptado el nombre de Cecilia Gentili. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de San Patricio en la Quinta Avenida, Nueva York.Un cartel de "Cecilia" con un halo alrededor de "su" cabeza, arriba, fue colocado cerca del ataúd con las inscripciones: "Travesti, prostituta, bendita, madre". Los asistentes en su gran mayoría aparentemente eran personas del mundo de la prostitución, la sodomía y el narcotráfico.
La multitud llenó toda la catedral hasta el punto que el P. Dougherty hizo un comentario de aprobación y risas diciendo que normalmente sólo ve la iglesia tan llena los domingos de Pascua.
Personas transgénero y homosexuales subieron al podio para expresar su duelo. El último testimonio fue el de un individuo aparentemente transgénero que en español invocó a "Cecilia" como "una prostituta, la madre de todas las prostitutas". Luego, pronunció una jaculatoria a "Santa Cecilia" para proteger a los que aún viven.
Cada frase de este último homenaje fue traducida al inglés por un hombre con sombrero de vaquero. Las palabras elegidas en ambos idiomas fueron las más groseras y vulgares para referirse a una prostituta, palabras normalmente utilizadas para ofender. Esta profanación coronó el servicio, que de principio a fin fue una profanación de ese templo católico. Esta última profanación provocó una explosión de euforia anticatólica en la asamblea y una gran ovación.
El conjunto del evento constituyó una enorme blasfemia contra la Iglesia Católica interpretada por un sacerdote en la Catedral de San Patricio, que es quizás el edificio católico más prestigioso y representativo de los Estados Unidos.
El carácter audaz del crimen provocó reacciones inmediatas en los círculos católicos conservadores, que llevaron al rector de la catedral de San Patricio, el p. Enrique Salvo, a emitir un comunicado de prensa explicativo de la Arquidiócesis del 17 de febrero. Emitido a petición del Card. Dolan, afirmó que la Catedral de San Patricio había acogido ese funeral "por error..." y que el P. Salvo iba a reparar la profanación. No se dieron detalles sobre la fecha de la misa ni quiénes estuvieron presentes en la misma. Esta omisión permite suponer que se trató de una Misa privada en la Catedral.
Nos preguntamos si esta rápida reparación privada para detener el clamor público contra ese crimen es suficiente para expiar el delito. Es un principio de justicia que la reparación debe ser proporcional al delito cometido. Entonces, parece que, para compensar tan horrenda blasfemia cometida en una iglesia tan simbólica, sería necesaria una ceremonia larga y cuidadosamente preparada con un numeroso público católico presente para expiar adecuadamente esa diabólica ofensa contra la gloria de Dios.
Imágenes completas de la ceremonia blasfema. aquí