Nuestra Señora del Buen Suceso y la Purificación, 2 de febrero

Días festivos de Nuestra Señora

Nuestra Señora del Buen Suceso
y de la Purificación, 2 de febrero

Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

Nuestra Señora del Buen Suceso! Nuestra Señora de la Purificación! Qué se puede decir sobre estas dos advocaciones? En qué sentido la fiesta del Buen Suceso se relaciona con la fiesta de la Purificación? ¿Y cómo etas advocaciones se relacionan con nuestra lucha en los días actuales?

La Presentación en el Templo

De acuerdo con el precepto del Antiguo Testamento, una madre llevaría a su hijo 40 días después de su nacimiento al Templo para presentarse a ser purificada y ofrecer el niño a Dios. Este fue un precepto que toda buena madre israelita observó. Además, era una hermosa ley que reflejaba la santidad de Dios.

Un niño nace en medio de los peligros que acompañan a cada gestación. Pero, finalmente, nace. Oh! Feliz éxito Tan pronto como la madre se recupera lo suficiente para viajar, toma al niño y se dirige al Templo. Ella va y presenta a su hijo a Dios porque El fue quien lo creó para que se le ofreciera a Dios y viviera para él. La Antigua Ley hizo obligatoria esta presentación.

Debido a que ella no tenía pecado original, Nuestra Señora estaba por encima de la Antigua Ley. Del mismo modo, nuestro Señor, que es Dios, no estaba sujeto a la Ley que Él mismo hizo. El legislador es superior a la ley. Entonces, en principio, Él no estaba obligado a ir, y Nuestra Señora no estaba obligada a llevarlo al Templo en Jerusalén. Pero ella quería hacerlo. Ella quería hacer esto por respeto a la ley, por la tradición. Con una tradición amorosa y animada por su intenso amor por Dios, ella llevó a su Hijo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, al Templo de Jerusalén.

Tenemos la historia en los Evangelios de ese episodio en el Templo. El Dios encarnado entra al templo construido para adorarle. Incluso si el Templo hubiera sido mucho más espléndido que el Templo de Jerusalén, aún no habría sido suficiente para que el Dios Encarnado entrara. Era la hora más grande, la hora bendecida, la hora perfecta. Nunca antes en su historia fue la presencia de Dios tan intensa y completa en ese Templo como lo fue en esa hora. Se puede decir que en ese momento, los ángeles llenaron el Templo y comenzaron a cantar para celebrar el momento solemne. Nuestra Señora entró sujetando a Nuestro Señor. Sin embargo, casi nadie se dio cuenta de la magnitud del evento.

La decadencia religiosa del pueblo elegido fue grande en ese momento. Los fieles se dividieron en dos corrientes principales: uno quería adaptarse a la influencia grecorromana que dominaba el mundo temporal. Eran los saduceos, en muchos puntos análogos a los progresistas actuales. La otra corriente pretendía seguir a la parte influyente de los macabeos y mantener las antiguas tradiciones de Israel. Pero desafortunadamente, esta buena intención inicial se había desviado, y la mayoría de este grupo ahora simplemente practicaba una religión de fórmulas y ritos, vacía de cualquier alma. Eran los fariseos, en muchos puntos similares a algunos falsos tradicionalistas de nuestros días. Treinta años más tarde, los jefes de los fariseos que se rebelaron contra la doctrina de Nuestro Señor fueron los que dirigieron el complot para crucificarlo.

En el momento en que nació Nuestro Señor, ambas corrientes estaban lejos del camino correcto de Dios. El templo estaba lleno de puestos de personas que hacen negocios de todo tipo. Casi todo estaba en ruinas, una decadencia moral.

El Profeta Simeón recibe al Niño y reconoce en El al Mesías

Entonces, el que es el Autor de todas las cosas entró en estas ruinas espirituales. Y esos hombres de ruina no percibieron quién era Él. Él vino a cumplir el ritual de presentación, y un profeta, Simeón, que fue el Profeta elegido por Dios para este acto de recibir al Hijo de Dios en el Templo, se adelantó. Al recibir al Divino Niño en sus brazos, pronunció las palabras de ese cántico:“Nunc dimittis servum tuum Domine …”

“Ahora despides a tu siervo en paz, oh Señor, conforme a tu palabra.
Porque mis ojos han visto mi salvación,
que has preparado frente a todos los pueblos,
Una luz para la revelación de los gentiles y la gloria de tu pueblo Israel ".

Nuestra Señora, feliz, escuchó estas palabras pronunciadas por ese anciano, que parecía amargado por la vida, por una promesa que aún no se había cumplido. La promesa de Dios de que vería al Mesías antes de morir. Entonces, cuando vio llegar al Mesías, gritó: "Ahora, Señor, puedo morir en paz porque mis ojos han visto al Salvador".

Los bendijo y le contó a la madre el futuro de ese Niño. Él previó la gloria y la cruz. Él dijo: "He aquí que este niño está preparado para la caída y para la resurrección de muchos en Israel, y para una señal que será contradicha".

La profetisa Ana también cantó las glorias del Niño. Por inspiración divina, a Simeón y Ana se les dio a conocer lo que hasta entonces solo San José, María y algunos otros sabían, que Él era el Hijo de Dios.

Nuestra Señora del Buen Suceso

¿Cuál es la relación de este evento con Nuestra Señora del Buen Suceso? ¿Qué es el suceso? Es un evento digno de mención, algo que exige cuidado, sacrificio y dedicación, y que da un resultado. Cuando este resultado es bueno, uno dice que es un buen suceso. Hubo mucho éxito en el nacimiento de Nuestro Señor: la gestación de Nuestra Señora fue perfecta; fue seguido por un bendito y feliz parto, y el Niño estaba sano y perfecto. Por lo tanto, para conmemorar tan buen suceso y cumplir el precepto de purificación, Nuestra Señora lo llevó al Templo.

En el sentido más amplio de la palabra, el buen suceso se aplica también a todos aquellos que realizan un trabajo arduo, que asumen una gran responsabilidad, que desean hacer cosas difíciles para alcanzar el resultado que buscaban. Cuando sus esfuerzos se logran con el buen resultado deseado, tienen un buen suceso. Nuestra Señora es la patrona de todos aquellos que buscan un buen suceso al servicio de su causa.

Puede ver cuán apropiado es para nuestros días, cómo aquellos que trabajan y se esfuerzan en la oscuridad de la noche del neopaganismo de nuestros días para ver salir el sol del Reino de María pueden justamente llamar el resultado de un buen suceso. ¿No se puede decir que Nuestra Señora del Buen Suceso será la patrona elegida tan felizmente de la hora en que el Reino de María finalmente nacerá en la Tierra?


Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

El Santo del día Las características más destacadas de la vida de los santos se basan en los comentarios realizados por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Siguiendo el ejemplo de San Juan Bosco, quien solía hacer charlas similares para los chicos de su colegio, cada tarde era la costumbre del profesor Plinio hacer un breve comentario sobre las vidas del santo del día siguiente en una reunión para jóvenes con el fin de alentarlos en la práctica de la virtud y el amor por la Iglesia Católica. TIA pensó que sus lectores podrían beneficiarse de estos valiosos comentarios.

Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siga el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.