San Isidoro de Pelusio, santo 4 de febrero

El Santo del Día

San Isidoro de Pelusio, 4 de febrero

Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

Selección Biografica:

San Isidoro nació en Alejandría. De joven abandonó la ciudad y se hizo monje en el Monasterio de Lychnos, cerca de Pelusium. También fue ordenado y se convirtió en abad del monasterio.

Todavía tenemos unas 2.000 cartas de San Isidoro de Pelusio

Fue muy apreciado por su devoción a sus deberes religiosos y famoso por su correspondencia. Aún se conservan unas 2.000 de las 10.000 cartas que escribió, llenas de piadosas exhortaciones e instrucción teológica. Fue un enérgico oponente del nestorianismo y el eutiquianismo.

Este es un extracto de su carta al obispo Theon:

"Somos igualmente culpables cuando queremos vengar nuestras heridas personales o cuando no criticamos las ofensas cometidas contra Dios. Cuando las ofensas nos atañen, debemos mostrar bondad y misericordia, pero debemos ejercer rigor cuando alguien ofende a Dios. Mira lo débiles que somos, somos sensibles a las ofensas a nosotros mismos hasta el punto de no querer perdonar a nuestros enemigos, y solo tenemos bondad con los que ofenden a Dios.

"Moisés no actuó de esta manera. Se indignó con los israelitas cuando construyeron el becerro de oro. En esa ocasión, su ira fue mucho más santa que cualquier bondad que pudiera haber mostrado. Elías tomó una posición firme contra los idólatras, Juan Bautista contra Herodes, San Pablo contra el hechicero Elimas. Todos se vengaron de las ofensas hechas a Dios. En cuanto a las injurias a sus propias personas, fácilmente las olvidaron.

"Aunque Dios es lo suficientemente poderoso para impartir justicia, Él quiere que odiemos el pecado y enseñemos este odio. Los santos usan para enseñar este camino del celo como el camino de la verdadera sabiduría".

Comentaios del Prof. Plinio:

El principio defendido por San Isidoro de Pelusio en esta carta tiene varias aplicaciones que podemos hacer.

Moisés mostró una justa indignación cuando los israelitas adoraron al becerro de oro

En cuanto al perdón de las ofensas, debo ser muy sensible a las ofensas cometidas contra Dios y, por lo tanto, también contra Nuestra Señora y la Santa Iglesia Católica. Las ofensas a la Santa Iglesia no son solo pecados contra la moral, sino que también son manifestaciones públicas de mala doctrina. Debo ser muy sensible a esto. Por otro lado, con respecto a las ofensas a mi propia persona, debo perdonar, olvidar y ser amable con mi ofensor.

Dios se lo merece todo. Pero una mera criatura humana, que es concebida en pecado, que peca y luego vuelve al pecado después de ser perdonada, no merece tanto. Por lo tanto, no debería tomarme demasiado en serio las ofensas contra mí mismo.

Debo medir mi amor a Dios de esta manera: si soy muy sensible a las injurias que se me hacen, si cedo fácilmente a movimientos interiores de ira y resentimiento por mi amor propio, entonces no amo a Dios. Por el contrario, si estoy tranquilo y comprensivo frente a las injurias que se me han hecho, y al mismo tiempo no tolero el mal hecho contra la Iglesia, la reputación de Nuestra Señora y el honor de Nuestro Señor, esto es un señal de que amo a Dios.

Las Escrituras dicen: "Porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón". (Mateo 6:21). Podríamos parafrasear esto, diciendo: "Porque donde está tu indignación, también está tu corazón". Si no me indigno cuando algo o alguien resulta herido, muestro que no amo a esa cosa o persona. Si alguien habla contra Dios y contra la Iglesia, no puedo considerar esto como un asunto menor que no me afecta. Si actúo de esta manera, no amo a Dios.

Esto es lo que nos enseñó San Isidoro en su carta. Pidámosle que nos ayude a extirpar de nuestras almas los restos del liberalismo que nos impiden comprender y estar completamente en consonancia con este principio.


Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

El Santo del día Las características más destacadas de la vida de los santos se basan en los comentarios realizados por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Siguiendo el ejemplo de San Juan Bosco, quien solía hacer charlas similares para los chicos de su colegio, cada tarde era la costumbre del profesor Plinio hacer un breve comentario sobre las vidas del santo del día siguiente en una reunión para jóvenes con el fin de alentarlos en la práctica de la virtud y el amor por la Iglesia Católica. TIA pensó que sus lectores podrían beneficiarse de estos valiosos comentarios.

Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siguiendo el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.