San Elzear de Sabran, Santo del 27 de septiembre.

El Santo del Día

San Elzear – 27 de septiembre

Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

Selección biográfica:

Elzear de Sabran (1285-1325) nació en Saint-Jean de Robians en Provenza, Francia. Era hijo del Conde de Ariano del Reino de Nápoles, Italia. Su madre lo consagró a Dios desde que nació y lo crió con buenas costumbres. Estaba bien educado en las ciencias humanas y eternas, así como en el ejercicio de las armas. Se convirtió en un destacado caballero y campeón en los torneos. Se casó con Delphine de Glandèves. De común acuerdo, vivieron una vida de continencia. Ambos pertenecían a la Tercera Orden de San Francisco.

Bustos de San Elzear de Sabran y su esposa Dauphine de Glandeves en el Castillo de Ansouis, Francia

Cuando su padre murió en 1309, heredó el condado de Ariano y se fue a Italia para asumir el gobierno. Con Juan, el hermano del rey de Nápoles, comandó un ejército contra el emperador Enrique VII, quien encabezó el partido antipapista gibelino en Italia. Después de dos batallas, Elzear derrotó al soberano alemán, quien murió poco después en 1313. Como recompensa por sus victorias, el Conde Elzear recibió muchos honores y premios.

El rey Roberto de Nápoles lo eligió como jefe del Consejo del Reino de Nápoles. Como juez, actuó con suprema severidad contra los culpables, ya fueran nobles corruptos o bandidos sin ley que infestaban todo el Reino y, a menudo, los condenaba a muerte. Pero siempre cuidó mucho las almas de esos hombres, brindándoles toda la asistencia espiritual posible y pidiendo a los sacerdotes que permanecieran con ellos desde el momento de la condena hasta la hora de la muerte. También fue elegido para ser tutor del príncipe Carlos, heredero al trono.

Después de cuatro años de separación, Delphine se unió a él desde Francia y encontró a su esposo entre los cortesanos brillantes vistiendo ropas magníficas. Temía que durante este período de separación Elzear hubiera olvidado sus deberes religiosos y se volviera mundano. Él sintió sus pensamientos, y cuando los dos estuvieron solos, abrió su hábito y le mostró el cilicio que vestía. Siempre se mantuvo fiel al espíritu franciscano.

Dios concedió al conde Elzear la gracia de una serenidad inalterable. Su rostro siempre estaba tranquilo, comunicando paz. Una vez le reveló a su esposa que fue la meditación continua sobre la Pasión de Nuestro Señor lo que le dio este regalo.

Además de ser un hábil guerrero y político, también era un hábil diplomático. Fue enviado a París como representante del rey Roberto para pedir la mano de la hija del conde de Valois por el príncipe heredero de Nápoles. Durante esta misión enfermó gravemente y murió el 27 de septiembre de 1325.

Fue enterrado con el hábito franciscano en la iglesia de los Conventuales Menores. Se obraron muchos milagros por su intercesión. Fue canonizado 44 años después por el Papa Urbano V. Su esposa, la condesa Delphine, todavía estaba viva.

Comentarios del Prof. Plinio:

Se nos da una imagen de San Elzear como un santo que fue principalmente un guerrero, un ganador de batallas y torneos, un gobernador de sus provincias y un juez.

En esa época la guerra era predominantemente un conjunto de luchas individuales, caballero contra caballero y soldado contra soldado. Nadie podría ser débil para luchar. En las guerras de hoy, un hombre débil puede estar detrás de una ametralladora y causar mucho daño. En ese tiempo, los hombres de guerra tenían que ser valientes, fuertes y hábiles en las hazañas marciales. Este era San Elzear. No abandonó el mundo con tópicos de odio por la guerra y amor por la paz. Toda su vida se dedicó a la guerra o a ejercicios preparándose para ella. Haciendo esto, se convirtió en santo. San Elzear alcanzó la santidad practicando las virtudes heroicas que brillan en la vida de un guerrero.

Los caballeros de esa época tenían que ser físicamente fuertes y valientes en la batalla.

Escena de la Biblia de Maciejowski, siglo XIII.

Como era de una familia muy noble, la familia Sabran, heredó el feudo de su padre y se convirtió en Conde d'Ariano en Nápoles. En ese momento, el Reino de Nápoles estaba gobernado por príncipes franceses. Así que también se convirtió en santo gracias al sabio gobierno de su feudo. Contrariamente a las imágenes de los santos que suele proponer una piedad sentimental, que también es un poco progresista, San Elzear vivió la vida normal de un noble en la corte, lo que en su momento implicaba, entre otras cosas, lucir magníficas ropas.

Como recompensa por sus conquistas militares, el rey de Nápoles nombró a San Elzear jefe del Consejo del Reino. Ser encargado de impartir Justicia es una misión difícil. El juez imparcial a menudo tiene que fallar contra los grandes, poderosos y ricos en favor de los pequeños y los pobres. Este tipo de juez suscita el desprecio y la ira de muchas personas importantes. San Elzear fue un juez que actuó ante Dios, sin compromisos con los hombres. Combatió a los nobles corruptos, pero también a los bandidos.

En Italia hay una manada organizada de bandidos: en Sicilia y Calabria se llama Mafia, y en Nápoles, Camorra. En ese momento probablemente existían grupos similares de bandidos y encontraron en San Elzear un enemigo implacable. Pero como perfecto católico, su comportamiento fue enteramente equilibrado: condenó a muerte a los culpables por la necesidad del bien común, pero luego cuidó exquisitamente de sus almas, tratando de salvarlos por todos los medios posibles. Muerte por el cuerpo, sí; pero vida para el alma.

El Castel Nuevo en Nápoles, construido por Charles d'Anjou, abuelo de Roberto, el Rey de San Elzear

Se diría que un hombre con cualidades tan extraordinarias para dirigir un feudo y distribuir justicia, un príncipe en la corte y un león en la guerra, sería un hombre pretencioso, rápido para la ira, severo y arrogante. Pero él no era eso en absoluto. Era muy afable y sereno con una fisonomía pacífica. Aquí tenemos un contraste armónico característico de un alma que vive en la gracia santificante.

Otro contraste en su vida aparece en otro episodio de la selección. San Elzear ocupó un puesto importante en la corte; era un noble en el más pleno sentido de la palabra que cumplía con dignidad sus deberes de cortesano. Por eso, se vistió con magníficas ropas.

Cuando su esposa se reunió con él en Nápoles después de cuatro años, se sorprendió por la magnificencia de su ropa y su compañía, y temió que se hubiera vuelto mundano. Cuando estuvieron solos, abrió un poco su fina ropa exterior y le mostró la disciplina que llevaba debajo. Es decir, siguió siendo el mismo penitente e indiferente al mundo que había sido antes. Llevaba esas magníficas prendas para cumplir adecuadamente con sus nobles deberes y defender la situación que ocupaba en la corte. Es otro contraste que es fruto de la gracia.

La vida de San Elzear es muy rica en contrastes y ejemplos para quienes no tienen vocación religiosa, pero están llamados a vivir en el mundo como laicos.

Pidámosle confianza en el poder de la gracia y equilibrio para vivir nuestra vocación con la dignidad, el brillo y la nobleza necesarios, manteniendo un espíritu desapegado. Como él, debemos hacer todo para la gloria de Dios y no para nosotros mismos.


Prof. Plinio Corrêa de Oliveira

El Santo del día Las características más destacadas de la vida de los santos se basan en los comentarios realizados por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Siguiendo el ejemplo de San Juan Bosco, quien solía hacer charlas similares para los chicos de su colegio, cada tarde era la costumbre del profesor Plinio hacer un breve comentario sobre las vidas del santo del día siguiente en una reunión para jóvenes con el fin de alentarlos en la práctica de la virtud y el amor por la Iglesia Católica. TIA pensó que sus lectores podrían beneficiarse de estos valiosos comentarios.

Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siga el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.