El Santo del Día
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Elías el profeta - III
Selección biográfica:
El reconocido exégeta y teólogo jesuita P. Cornelius a Lápide hizo la siguiente exégesis sobre este versículo de las Escrituras: Entonces el profeta Elías se puso de pie como fuego, y su palabra ardió como una lámpara (Eclesiastés 48: 1):
"Después del reinado de Salomón, Elías llegó a ser eminente entre los héroes y hombres ilustres de Israel. Con su celo y fuerza de alma, extinguió la idolatría y la maldad introducidas por Salomón. Dios levantó a Elías, quien ardía de celo por Dios y por la verdadera religión... De hecho, por su celo, Elías mató a más idólatras de los que convirtió".
Comentarios del Prof. Plinio:
Es la mentalidad intermedia la que hace que los hombres digan que es mejor para los católicos construir que destruir. Siguiendo esta línea, también es más apropiado que el hombre se convierta que el combate. Y, por lo tanto, es mejor tener un espíritu de conciliación, bondad, simpatía, es decir, de confusión y entrega, porque a esto es a lo que conduce, y no a pelear con el adversario como se debe pelear.
Esta fue una objeción que se hizo a menudo contra el viejo Legionario [el periódico católico dirigido por Plinio Corrêa de Oliveira en las décadas de 1930 y 1940] y contra
Acción Católica en el momento en que la presidí. Lamentablemente, en ese momento no conocía a Cornelius a Lápide. Pero Cornelio, cuya autoridad tiene el peso de la ley, trata muy bien este tema y elogia a Elías, diciendo "Mató a más idólatras de los que convirtió".
Uno podría objetar: "¿Pero cómo se puede justificar este elogio de Elías? ¿No es mejor convertir que luchar?"
La respuesta es evidente. Si una persona puede convertirse con un buen argumento en lugar de partirle la cabeza con la espada, se debería preferir convertirlo. Esto es algo que cualquiera puede ver; sólo un bárbaro pensaría lo contrario. Sin embargo, la cuestión es que existen numerosos casos de personas que están propagando todo tipo de maldad. Si estas personas no se convierten, es necesario luchar contra ellos, porque de lo contrario dañarán a otros.
En épocas de gran maldad, tiempos de inmensa decadencia, el corazón de los hombres se endurece y se obstina contra cualquier argumento o buena acción, y los hombres propagan el mal. Para evitar que sigan haciendo este gran daño, es decir, por odio al mal que hacen y por amor al bien que se está perdiendo, es necesario combatirlos. No hay otro remedio.
No fue Elías el culpable de la represión; fue Salomón quien favoreció el pecado, quien trajo el pecado al seno de Israel. Entonces, si un hombre intermedio está indignado por la severidad de Elías, podemos refutarlo diciendo: Deberías indignarte por la prevaricación de Salomón. Elías era el médico, el cirujano que, mediante una amputación, cortó la gangrena que Salomón había inculcado en Israel. ¡Ese es el asunto!
El Santo del día
Las características más destacadas de la vida de los santos se basan en los comentarios realizados por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Siguiendo el ejemplo de San Juan Bosco, quien solía hacer charlas similares para los chicos de su colegio, cada tarde era la costumbre del profesor Plinio hacer un breve comentario sobre las vidas del santo del día siguiente en una reunión para jóvenes con el fin de alentarlos en la práctica de la virtud y el amor por la Iglesia Católica. TIA pensó que sus lectores podrían beneficiarse de estos valiosos comentarios.
Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siguiendo el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.
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El reconocido exégeta y teólogo jesuita P. Cornelius a Lápide hizo la siguiente exégesis sobre este versículo de las Escrituras: Entonces el profeta Elías se puso de pie como fuego, y su palabra ardió como una lámpara (Eclesiastés 48: 1):
"Después del reinado de Salomón, Elías llegó a ser eminente entre los héroes y hombres ilustres de Israel. Con su celo y fuerza de alma, extinguió la idolatría y la maldad introducidas por Salomón. Dios levantó a Elías, quien ardía de celo por Dios y por la verdadera religión... De hecho, por su celo, Elías mató a más idólatras de los que convirtió".
Comentarios del Prof. Plinio:
Es la mentalidad intermedia la que hace que los hombres digan que es mejor para los católicos construir que destruir. Siguiendo esta línea, también es más apropiado que el hombre se convierta que el combate. Y, por lo tanto, es mejor tener un espíritu de conciliación, bondad, simpatía, es decir, de confusión y entrega, porque a esto es a lo que conduce, y no a pelear con el adversario como se debe pelear.
Elías el profeta representado con una espada ensangrentada, después de matar a 400 profetas de Baal
Uno podría objetar: "¿Pero cómo se puede justificar este elogio de Elías? ¿No es mejor convertir que luchar?"
La respuesta es evidente. Si una persona puede convertirse con un buen argumento en lugar de partirle la cabeza con la espada, se debería preferir convertirlo. Esto es algo que cualquiera puede ver; sólo un bárbaro pensaría lo contrario. Sin embargo, la cuestión es que existen numerosos casos de personas que están propagando todo tipo de maldad. Si estas personas no se convierten, es necesario luchar contra ellos, porque de lo contrario dañarán a otros.
En épocas de gran maldad, tiempos de inmensa decadencia, el corazón de los hombres se endurece y se obstina contra cualquier argumento o buena acción, y los hombres propagan el mal. Para evitar que sigan haciendo este gran daño, es decir, por odio al mal que hacen y por amor al bien que se está perdiendo, es necesario combatirlos. No hay otro remedio.
No fue Elías el culpable de la represión; fue Salomón quien favoreció el pecado, quien trajo el pecado al seno de Israel. Entonces, si un hombre intermedio está indignado por la severidad de Elías, podemos refutarlo diciendo: Deberías indignarte por la prevaricación de Salomón. Elías era el médico, el cirujano que, mediante una amputación, cortó la gangrena que Salomón había inculcado en Israel. ¡Ese es el asunto!
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Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siguiendo el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.