Verdades Olvidadas
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La moda nunca debe ser una ocasión de pecado

Pío XII analiza cómo, para pervertir las costumbres, a menudo se mezclan modas impuras con elementos estéticos honestos. Ofrece aquí un esclarecedor conjunto de principios que pueden ser de gran utilidad para que nuestros lectores sepan orientar su forma de vestir.


Papa Pio XII


La Iglesia no reprende ni condena una moda cuando pretende ser un justo decoro y adorno del cuerpo. Sin embargo, nunca deja de advertir a los fieles contra sus fáciles desviaciones. Esta actitud positiva de la Iglesia deriva de motivos superiores a los fines meramente estéticos y hedonistas defendidos por un nuevo paganismo.

Sabe y enseña que el cuerpo humano, obra maestra de Dios en el mundo visible al servicio del alma, fue elevado por el Divino Redentor para ser templo e instrumento del Espíritu Santo , y debe ser respetado como tal.

Su belleza, por tanto, no debe ser exaltada como un fin per se y menos aún como una forma de degradar la dignidad adquirida.

En efecto, es indiscutible que, además de una moda honesta, existe otra inmoral, que es causa de perturbación, si no de estímulo al mal, a los espíritus tranquilos.

Siempre es difícil establecer reglas universales para los límites entre la honestidad y la inmoralidad, ya que la evaluación moral de la ropa depende de muchos factores. Sin embargo, la supuesta relatividad de la moda respecto a diferentes tiempos, lugares, personas y formaciones no es una razón válida a priori para no emitir un juicio moral sobre tal o cual moda que transgreda los límites de un pudor normal.

La modestia, casi por sí misma, inmediatamente alerta sobre la presencia de indecencia y seducción, materialismo y lujo, o incluso frivolidad. Si los artífices de las modas inmorales son hábiles para disfrazar la perversión mezclándola con un conjunto de elementos estéticos honestos, más hábil y rápida aún es la sensualidad humana para descubrirla y sentir su fascinación.

No se debe censurar a quien tiene sensibilidad para discernir el carácter insidioso del mal, como si fuera efecto de una depravación interior: al contrario, tal sensibilidad es signo de pureza de espíritu y de vigilancia sobre las pasiones.

Por amplia y cambiante que sea la moral relativa de la moda, cuando se advierte un peligro, siempre hay una norma absoluta que mantener después de haber escuchado la advertencia de conciencia: la moda nunca debe ser una ocasión cercana de pecado.

Pío XII, Alocución al Congreso Internacional de Alta Costura,
8 de noviembre de 1957, Petrópolis: Vozes, 1958, pp. 12-13.



Publicado el 22 de abril de 2023