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Verdades Olvidadas
Es vileza que el marido ame a su mujer como el seductor ama a la adúltera
Cuando vamos a las traducciones antiguas del Catecismo de Trento, encontramos un lenguaje más riguroso que en las nuevas traducciones. Este es el caso de la severidad con la que ese excelente Catecismo censura el mal uso del matrimonio.
Estas palabras encajan perfectamente en esta serie sobre cómo la Iglesia Católica condena los flagelos modernos contra el matrimonio.
El Catecismo Romano
Dos lecciones de instrucción deben, entonces, ser especialmente apremiadas a la atención de los fieles:
La primera, que el matrimonio no debe buscarse por motivos de sensualidad, sino que su uso debe ser restringido dentro de aquellos límites, que, como ya hemos mostrado, son fijados por Dios.
Deben tener presente la exhortación del Apóstol: "Los que tienen esposa, dice él, sean como si no la tuvieran". (1 Co 7:29)
También son dignas de atención las palabras de San Jerónimo: "El amor", dice él, "que un hombre sabio abriga hacia su mujer es el resultado del juicio, no el impulso de la pasión:
Él gobierna la impetuosidad del deseo y no se apresura a la indulgencia. ¡Qué mayor bajeza que la de que un marido ame a su mujer, como el seductor ama a la adúltera!" (Hieron. contra Iovinianum I,30 (alias I,49); MI 23, 293 -294)
[La segunda], pero como toda bendición ha de obtenerse de Dios con la santa oración, enséñese también a los fieles a abstenerse a veces de la deuda matrimonial, para dedicarse a la oración.
Esta continencia religiosa, según el debido y piadoso mandato de nuestros predecesores en la fe, debe observarse particularmente por lo menos tres días antes de la comunión, y por un tiempo más largo durante la solemne y penitencial temporada de Cuaresma.
Así experimentarán los fieles las bendiciones del santo estado del matrimonio por una acumulación cada vez mayor de la gracia divina; y viviendo en la búsqueda y práctica de la piedad, no sólo pasarán esta vida mortal en paz y tranquilidad, sino que reposarán en la verdadera y firme esperanza, "que no confunde", de llegar un día, por la bondad divina, en el fruto de esa vida que es eterna. (Romanos 5:5)
Catecismo de Trento o Catecismo Romano, Parte II: Sacramentos, Matrimonio X, Sobre el uso del matrimonio, nn. 33,34
Traducido por J. Donovan, Baltimore: Lucas Brothers, 1829, pp. 234,235
Publicado el 13 de febrero de 2023
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