San Agustín: "Cuidado con el que te adula"
En este Sermón, San Agustín de Hipona nos recuerda amar a quien te regaña y tener cuidado con quien te halaga. Es un consejo oportuno, porque hoy los aduladores y los lamebotas son legión, mientras que los que tienen el coraje de decir la verdad son una rareza.
San Augustín
Entre las otras palabras divinas que escuchamos cuando se cantaba el Salmo, quisiera, con la ayuda del Señor, tratar y discutir esta en particular, donde dice:
El justo me corregirá con misericordia y me reprenderá; pero que el aceite del pecador no engorde mi cabeza (Sal 141:5)…
Sin embargo, veamos el verdadero significado de la Escritura; puede tener algún consejo para nosotros, tal vez, que se aclarará para una mejor comprensión. El justo, dice [el salmista], me corregirá por misericordia. Incluso si me golpea, me ama; el que me reprende me respeta; el adulador me acoge. El primero muestra compasión, el segundo me engatusa. La vara del que me golpea es dura, el aceite del que me adula es blando. De hecho, todos los aduladores ungen la cabeza y no curan el corazón.
Ama al que te reprende, guárdate del que te halaga. Después de todo, si amas al que te reprende con la verdad, y te guardas del que te halaga con engaño, puedes decir lo que se cantó: El justo me corregirá por misericordia, pero deja el aceite del pecador, que son los cumplidos del adulador, no engordes mi cabeza (Sal 141:5).
Una cabeza gorda es una cabeza grande; una cabeza grande es una cabeza orgullosa. Mejor un corazón sano que una cabeza grande. Pero el corazón se sana con la vara de la reprensión; una cabeza engrandecida por el aceite del pecador, es decir, por el acuerdo del adulador. Si has engrandecido tu cabeza, ten cuidado de que tu cabeza se vuelva demasiado pesada y te haga caer al precipicio.
Las Obras de San Agustín: v.1 Sermones sobre el Antiguo Testamento, 20-50,
Sermon 266, “New City Press, 1990, p 272
Publicado el 21 de agosto de 2023
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