Consecuencias del Vaticano II
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El Arte del Sínodo – Parte 2
Hacer la guerra contra
la marca militante de la Iglesia
En mi último artículo, me propuse ilustrar que el Sínodo sobre la Sinodalidad está sintetizando ideales revolucionarios mediante la "reconstrucción" completa de la Iglesia. Como mencioné, el arte respaldado por el Vaticano en Facebook e Instagram ilustra los objetivos principales del Sínodo.
La segunda imagen, que analizaré hoy, condena el carácter militante de la Fe Verdadera.
En la parte superior de esta imagen, vemos un juego fallido de tira y afloja. Ningún bando sale victorioso, porque la cuerda se ha roto: La Iglesia se ha fracturado. Esta ruptura aparentemente es el resultado de la lucha entre tradicionalistas y progresistas, y dos manos, que representan estas ideologías, sostienen
los pedazos rotos de la cuerda.
En el lado izquierdo, la mano de color más claro está rodeada de palabras vinculadas a la Iglesia anterior al Vaticano II; a la derecha, la mano de color más oscuro tiene palabras vinculadas a la ideología progresista que se promueve en la actualidad.
Cada palabra o frase tiene una contraparte en el lado opuesto, indicada por el mismo color. Así, tenemos “tradición” y “cambio”, “qué” y “por qué”, “exclusión” e “inclusión”, “Escritura” y “hospitalidad radical”, “identidad católica” e “identidad LGBT”, “intolerancia” y “diálogo”, etc.
Debajo de estas palabras, las mismas dos manos que alguna vez sostuvieron la cuerda ahora sostienen el techo del edificio de una iglesia. "La iglesia puede ser un refugio" está escrito en el interior. ¿Qué significa esto? Es simple. En lugar de pelear, debemos unirnos, reemplazar la división con “amor imprudente” (lo que sea que eso signifique) y olvidar nuestras diferencias. Sólo esto sanará a la Iglesia.
Tal idea no es exclusiva del artista. El Papa Francisco, que promueve sin descanso la agenda progresista, celebró recientemente el aniversario del Concilio Vaticano II al afirmar que las personas que “escogen bandos” están “rompiendo el corazón de su madre” porque “animan a su propio partido en lugar de [ser] servidores de todos”.
Sin embargo, la lucha que tanto ridiculizan y detestan los progresistas no es simplemente entre diferentes escuelas de pensamiento, sino entre la verdad y el error mismo. La lucha no destruye la cristiandad; el error lo hace.
De hecho, los católicos fieles están obligados a resistir el error, nunca a aceptarlo. San Francisco de Sales escribió: “Los enemigos declarados de Dios y de Su Iglesia, los herejes y los cismáticos, deben ser criticados tanto como sea posible, siempre y cuando la verdad no se niega. Es una obra de caridad gritar: ‘¡Aquí está el lobo!’ cuando entra en el rebaño o en cualquier otro lugar”.
Como la Iglesia siempre ha sido militante, es imposible que los auténticos tradicionalistas lleguen a una tregua con los herejes. Por lo tanto, hacer lo que se sugiere en esta obra de arte del Sínodo nos instruye a convertirnos en progresistas y seguir el error. Es una trampa.
Además, a pesar de su supuesto deseo de tregua, la artista Becky McInytre irónicamente parece apoyar la imposición agresiva del progresismo. Ella usa palabras abrumadoramente negativas como "crítico", "exclusión" y "abuso" para describir la Tradición.
Además, en un resumen de su artículo, McIntyre admite que su trabajo se trata de "viajar de la exclusión a la inclusión". Ella cita a estudiantes que dicen que la Iglesia debería ser "más compasiva en lugar de juzgar" y "más inclusiva de todas las personas: marginados, LGBTQ+, católicos divorciados, adictos, víctimas de cualquier tipo".
La mención de las personas LGBTQ+ es particularmente preocupante aquí, ya que el comportamiento homosexual es uno de los pecados que clama venganza al Cielo. San Bernardino de Siena incluso lo llamó “el peor pecado que existe.” Es imposible que la Iglesia acoja a quienes abierta y persistentemente participan en comportamientos homosexuales.
Por admisión del propio artista, esta imagen refleja algo más que el catolicismo. “Tradición”, “doctrina” e “identidad católica”, tres palabras enumeradas en el lado tradicionalista, se reemplazan por “cambio”, “pastoral” e “identidad LGTBQ+”.
Si la fe no es tradicional, doctrinal o católica, entonces es una religión falsa por definición. Esto hace que esta obra de arte, y el Sínodo en su conjunto, sean muy peligrosos. Estamos viendo un eclipse de la fe católica.
Continuará ...
La segunda imagen, que analizaré hoy, condena el carácter militante de la Fe Verdadera.
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En el lado izquierdo, la mano de color más claro está rodeada de palabras vinculadas a la Iglesia anterior al Vaticano II; a la derecha, la mano de color más oscuro tiene palabras vinculadas a la ideología progresista que se promueve en la actualidad.
Cada palabra o frase tiene una contraparte en el lado opuesto, indicada por el mismo color. Así, tenemos “tradición” y “cambio”, “qué” y “por qué”, “exclusión” e “inclusión”, “Escritura” y “hospitalidad radical”, “identidad católica” e “identidad LGBT”, “intolerancia” y “diálogo”, etc.
Debajo de estas palabras, las mismas dos manos que alguna vez sostuvieron la cuerda ahora sostienen el techo del edificio de una iglesia. "La iglesia puede ser un refugio" está escrito en el interior. ¿Qué significa esto? Es simple. En lugar de pelear, debemos unirnos, reemplazar la división con “amor imprudente” (lo que sea que eso signifique) y olvidar nuestras diferencias. Sólo esto sanará a la Iglesia.
Tal idea no es exclusiva del artista. El Papa Francisco, que promueve sin descanso la agenda progresista, celebró recientemente el aniversario del Concilio Vaticano II al afirmar que las personas que “escogen bandos” están “rompiendo el corazón de su madre” porque “animan a su propio partido en lugar de [ser] servidores de todos”.
Sin embargo, la lucha que tanto ridiculizan y detestan los progresistas no es simplemente entre diferentes escuelas de pensamiento, sino entre la verdad y el error mismo. La lucha no destruye la cristiandad; el error lo hace.
De hecho, los católicos fieles están obligados a resistir el error, nunca a aceptarlo. San Francisco de Sales escribió: “Los enemigos declarados de Dios y de Su Iglesia, los herejes y los cismáticos, deben ser criticados tanto como sea posible, siempre y cuando la verdad no se niega. Es una obra de caridad gritar: ‘¡Aquí está el lobo!’ cuando entra en el rebaño o en cualquier otro lugar”.
Como la Iglesia siempre ha sido militante, es imposible que los auténticos tradicionalistas lleguen a una tregua con los herejes. Por lo tanto, hacer lo que se sugiere en esta obra de arte del Sínodo nos instruye a convertirnos en progresistas y seguir el error. Es una trampa.
Además, a pesar de su supuesto deseo de tregua, la artista Becky McInytre irónicamente parece apoyar la imposición agresiva del progresismo. Ella usa palabras abrumadoramente negativas como "crítico", "exclusión" y "abuso" para describir la Tradición.
Además, en un resumen de su artículo, McIntyre admite que su trabajo se trata de "viajar de la exclusión a la inclusión". Ella cita a estudiantes que dicen que la Iglesia debería ser "más compasiva en lugar de juzgar" y "más inclusiva de todas las personas: marginados, LGBTQ+, católicos divorciados, adictos, víctimas de cualquier tipo".
La mención de las personas LGBTQ+ es particularmente preocupante aquí, ya que el comportamiento homosexual es uno de los pecados que clama venganza al Cielo. San Bernardino de Siena incluso lo llamó “el peor pecado que existe.” Es imposible que la Iglesia acoja a quienes abierta y persistentemente participan en comportamientos homosexuales.
Por admisión del propio artista, esta imagen refleja algo más que el catolicismo. “Tradición”, “doctrina” e “identidad católica”, tres palabras enumeradas en el lado tradicionalista, se reemplazan por “cambio”, “pastoral” e “identidad LGTBQ+”.
Si la fe no es tradicional, doctrinal o católica, entonces es una religión falsa por definición. Esto hace que esta obra de arte, y el Sínodo en su conjunto, sean muy peligrosos. Estamos viendo un eclipse de la fe católica.
Continuará ...
Publicado el 6 de diciembre de 2022
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