Sociedad Orgánica
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El Jardinero y un gobierno orgánico
Cuando una sociedad toma el camino equivocado, la intervención de un gobierno orgánico para devolverla al buen camino es lo contrario de lo que haría un gobierno socialista.
El gobierno contrarrevolucionario busca el mal que causa esos problemas y trata de erradicarlo. Las causas del mal deben ser proscritas, perseguidas, humilladas y negadas toda posibilidad de existir. Toma medidas para impedirlo, porque cuando el mal se mantiene enjaulado, el bien por su naturaleza tiende a crecer por sí solo.
Por tanto, la tarea principal del gobierno es estrangular el mal. Y debe velar por el bien para ayudarle a desarrollarse naturalmente. Es como el jardinero que no estira la planta para obligarla a crecer. Ve insectos en una planta. Mata los insectos y luego les pone fertilizante en las raíces. Es, por tanto, el aliado del orden natural que comprende lo que es mantener la salud de la planta.
Así actúa un gobierno orgánico. Observa mucho y estimula todo lo que puede, pero guía muy poco.
Ahora bien, volviendo a observar cómo se trata a las personas, vemos que un mal no siempre se mata a golpes. A veces la persona mala necesita ser tratada con bondad. La persona está agitada e inquieta; nos acercamos a él y lo tratamos bien. Él se alegra, los que lo rodean se alegran, y luego nosotros, que le mostramos bondad, también nos alegramos.
La bondad tiene un carácter exorcizante, por así decirlo. Es una prueba de que gobernar no es sólo golpear y castigar. Cuando hay una organicidad muy bien constituida, el buen gobierno es capaz de hacer cosas inauditas.
Desde el circuito de la relación individual, esta teoría de la organicidad puede luego transponerse a las instituciones y a los países.
Observando la rica realidad
Lo que debe quedar muy claro es el punto de partida del modo de pensar contrarrevolucionario. No empezamos estudiando estadísticas y construyendo una sociedad artificial. Esta no es la manera de hacer nada. Deberíamos observar hechos de la vida concreta con sentido común: cómo trabajan normalmente los miembros de esa sociedad –un cocinero, un camarero, un maquinista de tren, etc. Ésta es la forma de empezar, en lugar de adoptar un enfoque gigantesco.
La forma gigante sería esta: “En la biblioteca hay 4.000 de los mejores libros del mundo sobre organicidad. Leámoslos”. Nadie puede leer 4.000 libros sobre un tema. Sería horrible tener que leer 4.000 libros para saber algo.
Hay una manera mucho menos pretenciosa y sencilla de proceder: tomar el hecho concreto de la vida cotidiana, analizarlo y luego llegar a las conclusiones que mencionamos anteriormente. Esto es orgánico; esta es nuestra organicidad.
Hay una expresión para referirse al estúpido: “Ese hombre no puede ver nada más allá de sus narices”. Es decir, para ver cosas lejanas, primero necesita ver lo que hay inmediatamente a su alrededor. Primero debemos ver lo inmediato para luego poder ver las cosas a distancia. Siempre deberíamos hacer las cosas de esta manera: analizar cuidadosamente la realidad circundante y luego ir más allá. Esto nos da tranquilidad; es algo que se puede hacer fácilmente y casi sin esfuerzo.
Aquí tenemos un elemento precioso de nuestra escuela de pensamiento que proviene del espíritu católico que nos dio Nuestra Señora.
Órganos sociales, organismos y organicidad
Sin embargo, la organicidad no es algo que se aplique sólo a los individuos. Los hombres son muy conscientes de que existen diversos tipos de actividades que no pueden realizar sin agruparse de forma natural y espontánea para formar una sociedad.
De este movimiento surge la infinidad de sociedades y asociaciones que se puede encontrar en un país organizado y que goza de un mínimo de libertad. ¿Por qué? Es porque estas entidades se constituyeron libremente sin la intromisión del gobierno. El gobierno sólo determina cómo deben constituirse en lo que respecta a su responsabilidad ante el Estado.
Estas asociaciones son el tejido de varias células dispuestas de tal manera que forman un órgano que desempeñará un papel en el cuerpo social. Este tejido está formado por diferentes grupos como, si se quiere, una confederación de clubes de fútbol de São Paulo. Termina por formar un conjunto de sociedades. Cada uno funciona a su manera para que la vida que habita en ese cuerpo actúe sobre el corazón para que el corazón funcione bien. Luego, las pulsaciones de los diversos órganos hacen circular la sangre y aseguran la vida del hombre, a menos que Dios disponga otra cosa.
Los diferentes órganos de un cuerpo son muy necesarios, pero cada uno no tiene vida propia. El corazón no puede pulsar ni vivir por sí solo, por ejemplo, si lo sacamos del cuerpo y lo colocamos encima de una mesa. Debe estar en contacto con todo un conjunto de órganos del cuerpo. Entonces, es fácil ver que así como algunas células fueron agrupadas por Dios para constituir el corazón, otras dispuso para constituir el hígado, los ojos, etc. Esto es lo que constituye un organismo.
El organismo es el conjunto de órganos que aseguran la existencia del hombre. Cada órgano tiene una autonomía dentro del organismo, así como cada célula tiene una autonomía dentro del órgano. El papel más importante lo desempeña el corazón, pero existen otras funciones como los ojos, las uñas, etc.
El hombre así constituido se da cuenta de que no puede vivir solo, sino que debe formar una familia. Las familias así constituidas saben que deben formar un municipio. Los municipios así constituidos saben que deben formar una provincia o región. Las regiones saben que deben formar un Estado. Los estados, según el caso, saben que deben formar una federación.
Hay, pues, dos elementos de organicidad en esta materia:
Hay un estado orgánico y un estado inorgánico. ¿Cómo se puede saber la diferencia entre los dos?
Hablaremos de las características de cada uno en otro artículo.
Publicado el 16 de septiembre de 2023
Publicado el 16 de septiembre de 2023
El gobierno contrarrevolucionario busca el mal que causa esos problemas y trata de erradicarlo. Las causas del mal deben ser proscritas, perseguidas, humilladas y negadas toda posibilidad de existir. Toma medidas para impedirlo, porque cuando el mal se mantiene enjaulado, el bien por su naturaleza tiende a crecer por sí solo.
Por tanto, la tarea principal del gobierno es estrangular el mal. Y debe velar por el bien para ayudarle a desarrollarse naturalmente. Es como el jardinero que no estira la planta para obligarla a crecer. Ve insectos en una planta. Mata los insectos y luego les pone fertilizante en las raíces. Es, por tanto, el aliado del orden natural que comprende lo que es mantener la salud de la planta.
Un jardinero fomenta el crecimiento de sus plantas dándoles fertilizantes y nutrientes. matando a los insectos malos
Ahora bien, volviendo a observar cómo se trata a las personas, vemos que un mal no siempre se mata a golpes. A veces la persona mala necesita ser tratada con bondad. La persona está agitada e inquieta; nos acercamos a él y lo tratamos bien. Él se alegra, los que lo rodean se alegran, y luego nosotros, que le mostramos bondad, también nos alegramos.
La bondad tiene un carácter exorcizante, por así decirlo. Es una prueba de que gobernar no es sólo golpear y castigar. Cuando hay una organicidad muy bien constituida, el buen gobierno es capaz de hacer cosas inauditas.
Desde el circuito de la relación individual, esta teoría de la organicidad puede luego transponerse a las instituciones y a los países.
Observando la rica realidad
Lo que debe quedar muy claro es el punto de partida del modo de pensar contrarrevolucionario. No empezamos estudiando estadísticas y construyendo una sociedad artificial. Esta no es la manera de hacer nada. Deberíamos observar hechos de la vida concreta con sentido común: cómo trabajan normalmente los miembros de esa sociedad –un cocinero, un camarero, un maquinista de tren, etc. Ésta es la forma de empezar, en lugar de adoptar un enfoque gigantesco.
Una observación atenta de la realidad puede aportarnos datos más ricos que leer muchos libros
Hay una manera mucho menos pretenciosa y sencilla de proceder: tomar el hecho concreto de la vida cotidiana, analizarlo y luego llegar a las conclusiones que mencionamos anteriormente. Esto es orgánico; esta es nuestra organicidad.
Hay una expresión para referirse al estúpido: “Ese hombre no puede ver nada más allá de sus narices”. Es decir, para ver cosas lejanas, primero necesita ver lo que hay inmediatamente a su alrededor. Primero debemos ver lo inmediato para luego poder ver las cosas a distancia. Siempre deberíamos hacer las cosas de esta manera: analizar cuidadosamente la realidad circundante y luego ir más allá. Esto nos da tranquilidad; es algo que se puede hacer fácilmente y casi sin esfuerzo.
Aquí tenemos un elemento precioso de nuestra escuela de pensamiento que proviene del espíritu católico que nos dio Nuestra Señora.
Órganos sociales, organismos y organicidad
Sin embargo, la organicidad no es algo que se aplique sólo a los individuos. Los hombres son muy conscientes de que existen diversos tipos de actividades que no pueden realizar sin agruparse de forma natural y espontánea para formar una sociedad.
De este movimiento surge la infinidad de sociedades y asociaciones que se puede encontrar en un país organizado y que goza de un mínimo de libertad. ¿Por qué? Es porque estas entidades se constituyeron libremente sin la intromisión del gobierno. El gobierno sólo determina cómo deben constituirse en lo que respecta a su responsabilidad ante el Estado.
Estas asociaciones son el tejido de varias células dispuestas de tal manera que forman un órgano que desempeñará un papel en el cuerpo social. Este tejido está formado por diferentes grupos como, si se quiere, una confederación de clubes de fútbol de São Paulo. Termina por formar un conjunto de sociedades. Cada uno funciona a su manera para que la vida que habita en ese cuerpo actúe sobre el corazón para que el corazón funcione bien. Luego, las pulsaciones de los diversos órganos hacen circular la sangre y aseguran la vida del hombre, a menos que Dios disponga otra cosa.
Los gremios son órganos funcionales de una sociedad natural.
El organismo es el conjunto de órganos que aseguran la existencia del hombre. Cada órgano tiene una autonomía dentro del organismo, así como cada célula tiene una autonomía dentro del órgano. El papel más importante lo desempeña el corazón, pero existen otras funciones como los ojos, las uñas, etc.
El hombre así constituido se da cuenta de que no puede vivir solo, sino que debe formar una familia. Las familias así constituidas saben que deben formar un municipio. Los municipios así constituidos saben que deben formar una provincia o región. Las regiones saben que deben formar un Estado. Los estados, según el caso, saben que deben formar una federación.
Hay, pues, dos elementos de organicidad en esta materia:
- La organicidad dentro del ser vivo del hombre;
- La organicidad de las relaciones de los hombres entre sí, en la medida en que cada uno sigue los Mandamientos de Dios y vive rectamente.
Hay un estado orgánico y un estado inorgánico. ¿Cómo se puede saber la diferencia entre los dos?
Hablaremos de las características de cada uno en otro artículo.
Publicado el 16 de septiembre de 2023
Publicado el 16 de septiembre de 2023
Sociedad Orgánica fue un tema querido por el difunto Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Abordó este tema en innumerables ocasiones durante su vida, a veces en conferencias para la formación de sus discípulos, a veces en reuniones con amigos que se reunieron para estudiar los aspectos sociales y la historia de la cristiandad, a veces de pasada.
Prof. Plinio
Atila S. Guimarães seleccionó extractos de estas conferencias y conversaciones de las transcripciones de las cintas y sus propias notas personales. Los tradujo y los adaptó en artículos para el sitio web de TIA. En estos textos, la fidelidad a las ideas y palabras originales se mantiene tanto como sea posible.
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