El Santo del Día
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San Hermenegildo - 13 de abril
Comentarios del Prof. Plinio:
El arrianismo dominó España alrededor del año 550. El rey visigodo fue Leovigild que profesó esta herejía con sus hijos Hermenegildo y Recaredo. Fueron grandes defensores de esa secta. Cuando sus dos hijos cumplieron la mayoría de edad, Leovigildo nombró a Hermenegildo al trono de Sevilla para gobernar en su nombre y volvió a ocupar el trono de Toledo.
En 579 Hermenegildo se casó con Ingund, princesa de Austrasia, la hija del rey Sigebert I, un ferviente católico.
Su joven esposa fue presionada por la madrastra de Hermenegildo, Goiswintha, para que abjurara de su fe católica y entrara en la herejía arriana. Pero esta Princesa no solo se mantuvo fiel a la Verdadera Fe, sino que logró convertir a su esposo, quien había sido un firme defensor del arrianismo. Hermenegildo con gran pompa abjuró de su error y fue admitido en la Iglesia Católica por San Leandro, Obispo de Sevilla, hermano menor de San Isidoro.
El rey Leovigild se enojó tanto que amenazó con destronar a Hermenegildo si no regresaba al arrianismo. El hijo respondió respetuosamente a su padre que, dada la opción de perder la corona o renunciar a la Fe Verdadera después de haberla encontrado, preferiría desobedecer a su padre que a Dios, y que podría recuperar la corona si así lo deseaba.
Leovigild reunió un gran ejército y sitió Sevilla durante casi dos años. Hermenegildo se vio obligado a huir a Córdoba y luego a la bien fortificada ciudad de Osseto. Cuando se dio cuenta de que la resistencia era inútil, se dirigió a una iglesia muy venerada de esa ciudad para refugiarse allí.
Un hermano menor de Hermenegildo, todavía un niño, se le acercó y le suplicó que hiciera las paces con su padre y le prometió perdón. El Rey de Sevilla aceptó la propuesta y dejó el santuario de la iglesia para estar ante su padre. Cuando llegó ante el rey, Hermenegildo se arrodilló a los pies de su padre y le pidió su bendición.
Al principio, Leovigild pareció conmoverse al ver al rey, su hijo, a sus pies. Pero su estado de ánimo cambió rápidamente. Ordenó a sus funcionarios que despojaran a su hijo de todos los símbolos reales y lo encadenaran en un calabozo de Sevilla.
Hermenegildo recibió este trato sin inmutarse y con firme confianza en Dios. A cada propuesta de que apostate, respondió que preferiría perderlo todo antes que su fe católica. "No me es difícil renunciar a una corona terrena, ya que espero una eterna". Con estas palabras despidió a un obispo arriano que acudió a la cárcel para traerle una sacrílega Comunión Pascual por orden del Rey.
Cuando Leovigild se enteró de cómo su hijo había recibido al prelado, se enfureció tanto que decretó la muerte de su propio hijo.
Esta sentencia fue comunicada al detenido por sus verdugos. Para su sorpresa, Hermenegildo se arrodilló y dio gracias a Dios. En esa posición uno de los lictores lo decapitó con un golpe de espada el 13 de abril del año 586.
Una vez cometido el crimen, el viejo rey cayó en un profundo remordimiento y se arrepintió de su comportamiento. En su última enfermedad llamó a San Leandro de Sevilla y le pidió perdón y que llevara a su otro hijo, el rey Recaredo, a la fe católica.
El martirio del rey Hermenegildo fue el primer paso de la conversión de toda España.
(De O Legionário, 9 de abril de 1939, n.343)
El Santo del día
Las características más destacadas de la vida de los santos se basan en los comentarios realizados por el fallecido Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Siguiendo el ejemplo de San Juan Bosco, quien solía hacer charlas similares para los chicos de su colegio, cada tarde era la costumbre del profesor Plinio hacer un breve comentario sobre las vidas del santo del día siguiente en una reunión para jóvenes con el fin de alentarlos en la práctica de la virtud y el amor por la Iglesia Católica. TIA pensó que sus lectores podrían beneficiarse de estos valiosos comentarios.
Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siguiendo el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.
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El arrianismo dominó España alrededor del año 550. El rey visigodo fue Leovigild que profesó esta herejía con sus hijos Hermenegildo y Recaredo. Fueron grandes defensores de esa secta. Cuando sus dos hijos cumplieron la mayoría de edad, Leovigildo nombró a Hermenegildo al trono de Sevilla para gobernar en su nombre y volvió a ocupar el trono de Toledo.
En 579 Hermenegildo se casó con Ingund, princesa de Austrasia, la hija del rey Sigebert I, un ferviente católico.
El martirio del rey Hermenegildo fue el primer paso para la conversión de España
El rey Leovigild se enojó tanto que amenazó con destronar a Hermenegildo si no regresaba al arrianismo. El hijo respondió respetuosamente a su padre que, dada la opción de perder la corona o renunciar a la Fe Verdadera después de haberla encontrado, preferiría desobedecer a su padre que a Dios, y que podría recuperar la corona si así lo deseaba.
Leovigild reunió un gran ejército y sitió Sevilla durante casi dos años. Hermenegildo se vio obligado a huir a Córdoba y luego a la bien fortificada ciudad de Osseto. Cuando se dio cuenta de que la resistencia era inútil, se dirigió a una iglesia muy venerada de esa ciudad para refugiarse allí.
Un hermano menor de Hermenegildo, todavía un niño, se le acercó y le suplicó que hiciera las paces con su padre y le prometió perdón. El Rey de Sevilla aceptó la propuesta y dejó el santuario de la iglesia para estar ante su padre. Cuando llegó ante el rey, Hermenegildo se arrodilló a los pies de su padre y le pidió su bendición.
Al principio, Leovigild pareció conmoverse al ver al rey, su hijo, a sus pies. Pero su estado de ánimo cambió rápidamente. Ordenó a sus funcionarios que despojaran a su hijo de todos los símbolos reales y lo encadenaran en un calabozo de Sevilla.
Hermenegildo rechaza la Comunión pascual del obispo arriano
Cuando Leovigild se enteró de cómo su hijo había recibido al prelado, se enfureció tanto que decretó la muerte de su propio hijo.
Esta sentencia fue comunicada al detenido por sus verdugos. Para su sorpresa, Hermenegildo se arrodilló y dio gracias a Dios. En esa posición uno de los lictores lo decapitó con un golpe de espada el 13 de abril del año 586.
Una vez cometido el crimen, el viejo rey cayó en un profundo remordimiento y se arrepintió de su comportamiento. En su última enfermedad llamó a San Leandro de Sevilla y le pidió perdón y que llevara a su otro hijo, el rey Recaredo, a la fe católica.
El martirio del rey Hermenegildo fue el primer paso de la conversión de toda España.
El martirio del rey Hermenegildo,
de Alonso Vázquez
(De O Legionário, 9 de abril de 1939, n.343)
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Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por Atila S. Guimarães de 1964 a 1995. Dado que la fuente es un cuaderno personal, es posible que a veces las notas biográficas transcritas aquí no sean rigurosas siguiendo el texto original leído por el Prof. Plinio. Los comentarios también se han adaptado y traducido para el sitio de TIA.