NOTICIAS: 8 de noviembre de 2024
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Atila Sinke Guimarães
EL SÍNODO PUBLICA UN PLAN ANTIMONÁRQUICO – El proceso de cuatro años del Sínodo sobre la Sinodalidad anunciado con bombo y platillo terminó el 27 de octubre de 2024. Convocado en 2021, tuvo una fase de preparación de dos años y luego se reunió en el Vaticano en dos sesiones –una en octubre de 2023 y otra en octubre de 2024–, reuniendo a 368 miembros con derecho a voto, de los cuales 272 eran obispos. Según los medios de comunicación, estas dos sesiones tenían como objetivo “cambiar el rostro de la Iglesia”.

Dado que los obispos emitieron un documento prácticamente vacío en 2023 –tal vez saboteando las expectativas de Bergoglio–, este último se vengó y vació la segunda sesión creando 10 comisiones junto con el Sínodo para abordar los temas candentes. Estas comisiones, creadas en marzo de 2024, sobrevivirán al Sínodo y continuarán su trabajo al menos hasta junio de 2025. Dependiendo de un plumazo papal, pueden durar mucho más.

Pero para la sesión de 2024 del Sínodo, Francisco determinó que debería tratar solo el tema muy genérico: “Cómo ser una Iglesia sinodal en misión”.

Los obispos han publicado obedientemente su documento final: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión. Me propongo decir algunas palabras al respecto.

Pero antes de comenzar el análisis, permítanme exponer algunas premisas.

    A la derecha, Karl Rahner: “La democratización es clave para integrar la Iglesia en la sociedad”

  • La palabra sinodalidad, así como colegialidad, comunión y corresponsabilidad, son palabras clave en el lenguaje de la Iglesia conciliar para referirse a la democratización de la Iglesia. El padre Karl Rahner lo explicó con claridad: “Podríamos esperar una verdadera democratización de la Iglesia… La democratización… debe entenderse como una clave para integrar a la Iglesia en la sociedad temporal y pluralista, el substractum existencial y permanente para la formación de la Iglesia”. (1)

  • Es irónico que mientras los obispos predican la democracia en la Iglesia y exigen que los inferiores tengan todo tipo de libertad y participación en las decisiones, no obstante obedecen las estrictas órdenes del Papa dictador. No son libres de hablar por sí mismos. La libertad democrática que predican es lo opuesto a la realidad en la que viven.

  • Mientras la democracia se está muriendo en todo el mundo en el ámbito civil y se busca la manera de sustituirla, la Iglesia conciliar entra en escena sin aliento y alardeando de ser democrática, tratando de aparecer con estilo... Es un poco tarde; la democracia es una moda de ayer que ha perdido casi por completo su atractivo.

  • Finalmente, no olvidemos que la Iglesia Católica es esencialmente monárquica por institución divina. Es una Monarquía compuesta por el Soberano Pontífice, la Jerarquía y los fieles. El Papa San Pío X en su carta Ex quo del 26 de diciembre de 1910, condenó a quienes niegan que la Iglesia Católica haya sido una Monarquía desde su inicio (DR 2147a, cf. 1822, 1825, 1827, 1831). Cuando alguien intenta destruir este orden, cae en el cisma o en la herejía.
La Iglesia sinodal de Bergoglio

El documento final del Sínodo de 2024 es bastante abarcador. Es una de las mejores síntesis que he leído sobre el tema de la democratización de la Iglesia.

No sólo establece cómo las instituciones de la Iglesia deben adaptarse a la “sinodalidad”, sino que también se compromete a generar nuevos estilos de comportamiento, de progreso espiritual, de ejercicio de la autoridad, de formación de sacerdotes, de ser obispos e incluso de ser Papa.

A continuación, algunos ejemplos: (2)
  • Se trata de una reforma amplia: “Pedimos a todas las Iglesias locales que prosigan su camino cotidiano con un método sinodal de consulta y discernimiento, especificando métodos concretos y vías formativas para lograr una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales (parroquias, institutos de vida consagrada, sociedades de vida apostólica, grupos de fieles, diócesis, conferencias episcopales, reagrupaciones de Iglesias, etc.).” (§ 9)


  • El Sínodo 2024 se clausuró con una Misa el 27 de octubre

  • La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia: “Con este documento la Asamblea reconoce y testimonia que la sinodalidad, dimensión constitutiva de la Iglesia, forma ya parte de la experiencia de muchas de nuestras comunidades. Al mismo tiempo, sugiere caminos a recorrer, prácticas a poner en práctica y horizontes a explorar.” (§ 11)

  • Tiene múltiples liturgias: “Profundizar en la comprensión del vínculo entre liturgia y sinodalidad ayudará a todas las comunidades cristianas, en la pluralidad de sus culturas y tradiciones, a adoptar estilos de celebración que manifiesten el rostro de la Iglesia sinodal.” (§ 27)

  • Tiene un método obligatorio: “La sinodalidad es el caminar juntos de los cristianos con Cristo hacia el Reino de Dios, unidos con toda la humanidad; orientada a la misión, incluye la reunión en asambleas en los diversos niveles de la vida de la Iglesia, la escucha mutua, el diálogo, el discernimiento comunitario, la formación de consensos como expresión de la presencia de Cristo en el Espíritu y la adopción de una decisión en una corresponsabilidad diferenciada.” (§ 28)

  • “La perspectiva sinodal, aun tocando el rico patrimonio espiritual de la Tradición, contribuye a renovar sus formas: una oración abierta a la participación, un discernimiento vivido juntos, una energía misionera que nace del compartir y se irradia como servicio.” (§ 44)

  • Tiene una teología cambiante: “La sinodalidad eclesial exige que los teólogos hagan teología de manera sinodal, promoviendo entre ellos la capacidad de escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y variedad de solicitudes y aportaciones.” (§ 67)

  • Es una Iglesia del pueblo para el pueblo: “La Asamblea sinodal quiere que el Pueblo de Dios tenga una mayor voz en la elección de los obispos.” (§70)

  • Una sesión del Sínodo 2024

  • “En particular, del proceso sinodal surgen algunas exigencias concretas a las que es necesario responder de manera adecuada en los diferentes contextos: a) mayor participación de los laicos y laicas en todas las fases de los procesos de toma de decisiones; b) acceso más amplio de los laicos y laicas a los puestos de responsabilidad en las diócesis y en las instituciones eclesiales…; d) aumento del número de laicos y laicas cualificados que desempeñan el papel de juez en los procesos canónicos…” (§ 77)

  • Se tiende hacia la inclusión de todas las religiones: “En este camino la Iglesia sinodal se compromete a recorrer, en los diversos lugares donde vive, con los creyentes de otras religiones y con personas de otras convicciones, compartiendo libremente la alegría del Evangelio y acogiendo con gratitud sus respectivos dones: para construir juntos como hermanos y hermanas en un espíritu de intercambio y ayuda mutua, la justicia, la fraternidad, la paz y el diálogo interreligioso”. (§ 123)
Aquí el lector tiene algunos puntos destacados de la Iglesia “sinodal” -o Iglesia democrática- que el progresismo pretende instaurar en la Iglesia.

El documento da aún otras sugerencias para cambiar el Papado basándose en el documento El Obispo de Roma, que ya hemos estudiado. Al final sugiere que se celebre un Sínodo Ecuménico de todas las religiones “cristianas” en 2025 con ocasión del 1700 aniversario del Concilio de Nicea (cf. §§ 138, 139)

Vemos que el Sínodo de 2024 no “cambió el rostro de la Iglesia” en el campo de las instituciones, como algunos habían predicho emocionalmente. Sin embargo, en el ámbito de las ideas y los planes lanzó una hoja de ruta que pretende terminar la obra de destruir todo residuo del carácter monárquico de la Iglesia Católica que aún permanece después de 60 años de continuo ataque de la Revolución Conciliar.

  1. K. Rahner, “Reflexiones teológicas sobre el problema de la secularización”, en Teología de la renovación, Montreal: Palm Publishers, 1968, vol. 1, p. 175.
  2. Dado que el Documento final del Sínodo sólo está disponible en italiano, ofrezco al lector mi traducción del mismo.
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