Costumbres Católicas
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Los Gilles de Bélgica: El orgullo de la ciudad
Con la temporada de Carnaval, una ola de coloridos disfraces y decoraciones se extendió por Europa que difundió una alegría inocente en los corazones de los pueblos católicos del pasado. Cada región y pueblo desarrolló su propia forma de alegrarse antes de las duras penitencias de la Cuaresma. Los disfraces y máscaras de Carnaval, tan variados y distintos, reflejaban un aspecto único del espíritu de cada uno de los diferentes pueblos de Europa.
Se consideró un gran honor para los hombres de una aldea ser elegidos para ponerse los trajes distintivos del Carnaval. En Binche, sede del Carnaval más antiguo de Bélgica, el codiciado atuendo brillante era el de "Gille". Los Gilles desfilaron con orgullo por las calles el martes de carnaval, una costumbre que se ha mantenido hasta el día de hoy.
El Carnaval de Binche es de alegría y diversión, pero también es una tradición muy seria que lleva meses de preparación y prescribe estrictas reglas de conducta. Sus rituales se remontan a siglos y muchos de los trajes tienen uno o dos siglos de antigüedad.
Los conjuntos elaborados con cuello y puños son cuidadosamente cosidos y adornados semanas antes del día especial. Hileras de encajes hechos por las mujeres de la ciudad adornan los conjuntos con sus brillantes rayas rojas y amarillas en la parte delantera. Los hombres colocan paja en la parte superior para asumir una apariencia grande e intimidante. Las campanas cuelgan de cuellos y cinturones que envían su dulce sonido a través del aire mientras los Gille caminan. Los grandes zapatos de madera de los Gilles se pueden escuchar por toda la ciudad cuando realizan sus bailes tradicionales.
Los Gilles pueden sumar hasta 1.000 hombres y niños, incluidos hombres de 80 años y niños de no más de tres años. Una vez que un hombre recibe el honor de ser elegido para ingresar en una de las 10 cofradías de Gilles, esta posición se mantiene de por vida y se transmite a los hijos y nietos.
Antes del desfile principal, todos los Gilles marchan por las calles con máscaras de bigotes de cera y agitando ramitas de sauce para alejar a los espíritus malignos. Se reúnen en el Ayuntamiento donde se les invita a entrar para asistir a una ceremonia especial donde El alcalde otorga una medalla a los hombres que han tenido el honor de ser Gilles durante 75 años. El alcalde sirve un desayuno especial a los Gilles, que consta de champán y ostras.
Luego, al son de los aires tradicionales, los Gilles se ponen sus imponentes sombreros de plumas de avestruz y marchan por las calles, arrojando naranjas a los espectadores. Atrapar una naranja se considera un signo de buena suerte para el año.
Cuando los Gilles llegan a la Grand Place (plaza principal) de la ciudad, bailan alegremente su tradicional danza circular.
¿Por qué los hombres de Binche están tan orgullosos de su papel como Gilles?
Según la tradición, el evento comenzó en 1549 cuando María de Hungría, hermana de Carlos V y regente de los Países Bajos, realizó una gran celebración para recibir al hijo de Carlos, el futuro Felipe II, en su visita a la zona. La celebración también conmemoró la reciente conquista de Perú por parte de España bajo el liderazgo de Pizarro.
El entretenimiento incluyó un desfile de hombres vestidos con trajes brillantes, que luego se convertirían en el distintivo traje de Gille. Estos hombres realizaron una danza tradicional, considerada por muchos como un ballet en honor a los conquistadores. Los hombres de Binche consideraron un gran honor ser elegidos para representar a la ciudad en un evento que simboliza esa gran conquista; y así se desarrolló el codiciado título de ser Gille of Binche.
El gran folclorista belga Albert Mariuus expresó bien este orgullo:
“El honor, la alegría, el orgullo de una ciudad: Los Gilles,
El honor, la alegría, el orgullo de sus habitantes: Los Gilles.”
Publicado el 16 de febrero de 2021
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