Cuentos y leyendas
La Cruz Resplandeciente prepara a los indios
para aceptar el evangelio
Este extracto de la biografía de Palou registra uno de los prodigios obrados por Dios para abrir a los indios a las verdades de la fe católica. Aquí registra las palabras del diario del P. Juan Crespi informa sobre la segunda expedición terrestre al Puerto de Monterrey en 1770.
Los indios de Monterey fueron extremadamente amigables y abiertos con los frailes.
Vimos la Cruz rodeada por todos lados de flechas y palos con muchas crestas de plumas, que habían sido colocados allí por los paganos. Había también una ristra de sardinas aún algo frescas colgadas de una rama al lado de la Cruz; en otra había un trozo de carne, y al pie de la cruz había un montoncito de mejillones.
Todo esto suscitó gran asombro pero como nadie podía explicarlo, se suspendió el juicio.
Tan pronto como los nuevos conversos que habían sido bautizados pudieron hacerse entender suficientemente en español, nos dieron esta explicación en varias ocasiones. Dijeron que la primera vez que vieron a alguno de los nuestros, notaron que todos llevaban en el pecho una cruz muy resplandeciente. Luego, cuando los españoles se fueron, dejaron detrás de ellos aquella gran Cruz junto a la playa.
Al principio los indios se llenaron de tal temor, que no se atrevían a acercarse a tan sagrado emblema. Porque vieron que, después de ponerse el sol y venir las sombras de la noche, la Cruz brillaba con los brillantes rayos de una gran Luz que les parecía ir creciendo hasta llegar hasta el mismo cielo.
La Cruz plantada por la expedición brillaba de noche con una luz brillante cuyos rayos llegaban hasta el cielo.
Cuando, con sorpresa, no consumió lo que le ofrecían, colocaron ante él la ofrenda de las flechas y las crestas de plumas en señal de que deseaban hacer las paces con la Santa Cruz y con el pueblo que allí la había puesto.
Esta extraña declaración fue repetida por varios de los indios (como he dicho) en diferentes ocasiones, y nuevamente en el año de 1774 cuando el Venerable Padre Presidente Serra regresó de México. Le contaron la misma historia que me habían contado el año anterior sin la más mínima variación.
Esto lo comunicó el Siervo de Dios a Su Excelencia el Virrey, para su edificación, a fin de aumentar su fervor y al mismo tiempo animarlo en la realización de los planes de esta empresa espiritual.
A consecuencia de este prodigio y de muchos otros que el Señor obró, la conversión de los paganos ha continuado con toda tranquilidad y sin conflicto de armas. Bendito sea Dios a quien sea toda la gloria y la alabanza.
P. Junípero Serra, incansable en la siembra de cruces
en toda la Alta California
Extracto de Vida y labores apostólicas del Venerable Padre
Junípero Serra Maynard J. Geiger, Washington DC, 1955, 95-96.
Publicado el 1 de junio de 2024
Junípero Serra Maynard J. Geiger, Washington DC, 1955, 95-96.
Publicado el 1 de junio de 2024