Verdades Olvidadas
que Dios envía a las personas
Normalmente TIA presenta unas palabras para introducir tal o cual Verdad Olvidada, llamando la atención de nuestro lector algunos puntos con el fin de facilitar su comprensión del texto publicado en este apartado. El texto de hoy no necesita explicación.
Lamentablemente, hoy todo católico conoce una gran cantidad de malos sacerdotes, lo que hace que las palabras de San Antonio María Claret sean más oportunas que nunca.
Si ves a un mal sacerdote al frente de una parroquia, deberías estar afligido y temer que tal vez nuestros pecados merecieran un castigo tan horrible, pues la Sagrada Escritura nos enseña que el mayor y más terrible flagelo que Dios envía a un pueblo es el de dar malos sacerdotes.
Hasta que la ira del Señor alcance su cúspide, Él permite que las naciones se armen unas contra otras; que los campos se vuelvan estériles; que el hambre, la desolación y la muerte ejerzan su dominio sobre la tierra.
Sin embargo, cuando su justa indignación alcanza su punto culminante, envía el último y más atroz de sus castigos al permitir que ministros infieles, sacerdotes manchados, pastores escandalosos aparezcan entre los hombres. Entonces sucede que las abominaciones del pueblo son la causa de los malos sacerdotes, y los malos sacerdotes son el mayor castigo con el que Dios castiga al pueblo.
Catecismo de la Doctrina Cristiana explicado y adaptado para hombres jóvenes,
Edición portuguesa, Editora Ave Maria, 1934, p. 305
Publicado el 18 de octubre de 2021
Edición portuguesa, Editora Ave Maria, 1934, p. 305
Publicado el 18 de octubre de 2021