Verdades Olvidadas
Entre los fieles laicos, principalmente entre los tradicionalistas, hay una especie de idolatría de los sacerdotes que carece de toda sensatez. Yendo mucho más allá del debido respeto debido a su elevada misión, consideran a los sacerdotes como infalibles y moralmente perfectos.
Tratando de corregir esta posición desequilibrada, ofrecemos un texto en el que el mismo Nuestro Señor se dirige a la Sierva de Dios María des Vallées, mística francesa del siglo XVII, cuyo director espiritual fue San Juan Eudes, el apóstol de la Devoción a los Corazones de Jesús y María.
La fuente de estas palabras es el libro bien documentado La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées, escrito por Emile Dermenghem
Ella [Marie des Vallées] estaba afligida por los desacuerdos que con demasiada frecuencia aparecen entre los piadosos: "Las envidias, los celos y las divisiones que reinan en los claustros son un escollo para los fieles". La burla le pareció un gran pecado. Muchas de sus visiones son una sátira muy severa de los diversos defectos del religioso.
Sobre la pesada responsabilidad que pesa sobre los eclesiásticos que están a cargo de las almas, Jesús le dijo:
"Serán juzgados con mayor severidad que los demás. Los que incumplan su misión serán castigados por las faltas de todos: es decir, por las del pueblo [que dirigían] y por las de los nobles y los magistrados (o funcionarios de los nobles y los funcionarios de la justicia) también serán castigados por las faltas del pueblo, y éstos serán juzgados con justicia por sus propias faltas.
"Las desgracias están a punto de caer sobre la Iglesia porque hay más justicia entre los soldados que entre los sacerdotes, y de todos los estados de vida en el mundo, los sacerdotes son los que más pueblan el Infierno.
"Los obispos tendrán que responder por todas sus ovejas de una manera prodigiosamente exacta".
Los beneficios son cosas muy peligrosas para la salvación. Es necesario evitar cuidadosamente la aceptación de personas sin vocación en las órdenes religiosas. Acumular beneficios, enriquecerse con los bienes de la Iglesia, que no deben emplearse sino para los pobres y las estrictas necesidades del culto y de sus servidores, es uno de los pecados más abominables. Disputar sobre estos bienes y argumentar sobre ellos da un terrible escándalo.
Emile Dermenghem, La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées,
Paris: Plon, 1926, pp. 136-138
Publicado el 7 de febrero de 2022
Paris: Plon, 1926, pp. 136-138
Publicado el 7 de febrero de 2022
The Faithful Are Permitted & Commanded to Resist Bad Doctrine
Priests Belong to the Learning Church
The Pains Inflicted on the Reprobates in Hell
Pius X on Priestly Propriety and Dignity
Los verdaderos hijos de la Iglesia deben oponerse a los que enseñan el error