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Verdades Olvidadas
Nuestro Señor sobre los malos sacerdotes
Hoy publicamos unas palabras de Nuestro Señor Jesucristo a Marie des Vallées sobre la situación del clero en su tiempo, el siglo XVII. Nos recuerda vivamente las
palabras de la Hermana Lucía al P. Fuentes en 1957, pidiéndole que le dijera a todos los católicos que no esperaran la orientación de sacerdotes, obispos y papas para hacer
penitencia y reforma espiritual.
La descripción del episodio a continuación se explica por sí misma y no necesita ningún comentario.
La fuente de estas palabras es el libro bien documentado La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées, escrito por Emile Dermenghem
Nuestro Señor Jesucristo:
Jesucristo mandó a Sor Marie [des Vallées] a hacer una extraña procesión simbólica en Coutances [en Normandía, Francia]. Primero debe recitar las letanías del Padre de pie en el mismo centro de la plaza del centro de la ciudad, luego las letanías del Hijo en el pozo negro más inmundo que pueda encontrar, y finalmente las letanías del Espíritu Santo ante un
Crucifijo en la iglesia.
Ella cumplió concienzudamente todos estos mandatos (“Me quedé muy sorprendida —dijo— de esta orden y vi hasta a la Virgen interceder tiernamente; sin embargo, era necesario hacerlo”), y no sin suscitar la sorpresa de los transeúntes- y las burlas de los muchachos del lugar que, al verla arrodillada en un apestoso pozo negro bajo los muros de la ciudad, la interrumpieron e incluso le arrojaron algunas piedras. La mayoría de los buenos burgueses sacudieron la cabeza y la criticaron…
De hecho, lo que María rezaba era la conversión general del mundo malo. Las primeras letanías de la plaza eran para llamar a los infieles a la conversión. Las segundos en la cloaca eran para la conversión de los malos cristianos y especialmente de los malos sacerdotes, porque, Cristo dijo: “Estoy en Mi Iglesia en una cloaca infame como un hombre obligado a permanecer allí por las cuerdas que allí lo atan, porque mi Divina Caridad me obliga.” Las terceras letanías, finalmente, “habrían de traer el diluvio y la efusión de gracias en el tiempo de la gran conversión”.
Emile Dermenghem, La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées,
Paris: Plon, 1926, pp. 215-217 Publicado el 6 de junio de 2022
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