Consecuencias del Vaticano II
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La Crisis en la Iglesia – Parte II
La necesidad de resistir el error y prepararse para el Castigo
En mi primer artículo, reconocí lo que es obvio para casi todos hoy: la gran crisis que ha estallado en la Iglesia católica y en la sociedad.
Nuestra Señora del Buen Suceso señaló cuándo estallaría esta crisis, precisamente en el momento en que se abrió el Concilio Vaticano II, "poco después de mediados del siglo XX". Aquí, sigo con algunas de las ambigüedades y errores generados por ese Concilio:
● El Concilio pretendía hacer la Misa más aceptable para el protestantismo: la Iglesia siempre ha dicho, “lex orandi, lex credendi”, lo que significa que la forma en que rezamos debe reflejar nuestras creencias. Por eso es tan importante la forma de la Misa.
Contrariamente al mito moderno de que el Papa San Pío V inventó la Misa en latín, el contenido de la Misa de los Siglos, como a veces se la denomina, proviene de los Apóstoles y existió prácticamente sin cambios en su forma desde el siglo VI, y simplemente fue codificado en el siglo XVI.
La única Misa inventada es la Misa Nueva, que es producto del Vaticano II, creada en un falso espíritu ecuménico. Arzobispo Annibale Bugnini, uno de sus principales artífices, dijo: “Es el amor de las almas y el deseo de ayudar en cualquier forma el camino hacia unión de los hermanos separados, quitando toda piedra que pudiera constituir, aunque sea remotamente, un obstáculo o dificultad, que ha llevado a la Iglesia a hacer incluso estos dolorosos sacrificios [cambiando la forma de la Misa]”. (1)
Varios de los cambios hechos a la Misa con la aprobación de seis protestantes "observadores" del Concilio incluyen:
La Misa tradicional está imbuida de simbolismo para enseñar lo que las palabras no pueden. Como explica hábilmente la Dra. Carol Byrne en su artículo, La dignidad de la adoración: “En el fondo, el alma humana necesita el sentido del misterio que se encuentra en el rico simbolismo de la tradición liturgia para atraerlo hacia arriba al encuentro de lo Divino”. Todo, desde el incienso hasta la belleza física del edificio de la iglesia y las vestiduras de los sacerdotes, tiene un significado simbólico".
Mientras reflexiono sobre esto, recuerdo lo que mi patrona, Sta. Teresa, escribió en su autobiografía Historia de un alma: "Hay ciertas cosas que pierden su fragancia al aire libre, ciertos pensamientos tan íntimos que no se pueden traducir al lenguaje terrenal sin perder a la vez su significado profundo y celestial".
Cuando asistí a la misa en latín por primera vez, quedé asombrada por su belleza. En lugar de levantar los brazos y gritar ‘Aleluya’, me arrodillé con una profunda sensación de asombro, conmovida más allá de las palabras por la grandeza de nuestro Dios. Sentí como si el tiempo se detuviera y estuviera viviendo el primer momento real de mi vida”. (2)
La necesidad de resistir
Dado todo esto, tenemos el deber de resistir tanto al Vaticano II como a la Nueva Misa. Es probable que seamos difamados por familiares, amigos e incluso compañeros católicos, pero no olvidemos las palabras de aliento de Nuestro Señor:
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan, y hablen todo mal contra vosotros, mentira, por causa de Mí: gozáos y regocijaos, porque vuestra recompensa es muy grande en el Cielo. Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros (Mateo 5:10-12).
Dios no nos desamparará, pues Nuestra Señora de Fátima nos ha dicho: “Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará”. Nuestra Señora del Buen Suceso dijo que en el momento en que parezca que todo está perdido, Ella intervendrá de manera maravillosa y habrá una restauración completa en la Iglesia.
Esto sucederá después de un terrible castigo, al que las Escrituras se refieren como el Juicio de las Naciones. Hay docenas de profecías de Santos e incluso de la misma Virgen sobre este castigo.
Por ejemplo, la Beata Ana Maria Taigi dijo reconocidamente: "Vendrá sobre toda la tierra una oscuridad intensa que durará tres días y tres noches. No se podrá ver nada, y el aire estará cargado de pestilencia que se apoderará principalmente, pero no solamente, de los enemigos de la Religión. Será imposible usar ninguna luz artificial durante esta oscuridad, excepto benditas velas, el que por curiosidad abra su ventana para mirar hacia afuera, o salga de su casa, caerá muerto en el acto.
“Durante estos tres días, la gente debe permanecer en sus casas, rezando el Santo Rosario y rogando a Dios por la misericordia. Todos los enemigos de la Iglesia, conocidos y desconocidos, perecerán sobre toda la tierra durante esa oscuridad universal, con excepción de un pocos a quienes Dios pronto convertirá. El aire estará infectado por demonios que aparecerán bajo todo tipo de formas horribles”.
Después de estos tres días de tinieblas, “San Pedro y San Pablo, bajados del Cielo, predicarán por todo el mundo y designarán un nuevo Papa. Una gran luz brotará de sus cuerpos y reposará sobre el futuro Pontífice... Habrá innumerables conversiones de herejes, que volverán al seno de la Iglesia; todos notarán la conducta edificante de sus vidas, así como la de todos los demás católicos. Rusia, Inglaterra y China vendrán a la Iglesia”.
Mientras esperamos este momento, debemos orar para que Dios nos haga dignos de luchar por la Iglesia. Podemos crecer en santidad si reformamos nuestras vidas en pequeñas formas, como asistiendo a la misa en latín, rezando el Rosario, vistiendo modestamente, y
comportarse de manera seria y madura. También podemos educarnos más a nosotros mismos. He encontrado que Tradition in Action tiene muchos recursos.
San Atanasio es un buen santo al que acudir. Vivió durante la época de la herejía arriana, cuando muchos, si no la mayoría de los sacerdotes y obispos, negaban la divinidad de Nuestro Señor. San Atanasio fue perseguido e incluso exiliado por defender la verdad acerca de Cristo. (3)
En una carta a su rebaño, escribió: “Aunque los católicos fieles a la Tradición se reduzcan a un puñado, ellos son la verdadera Iglesia de Jesucristo”. (4)
Estas palabras de San Atanasio nos recuerdan que nuestro tiempo no es el único confuso, ni es el único en el que sacerdotes y obispos han intentado engañar a los fieles. Con San Atanasio, proclamemos valientemente la fe católica inmutable y demos gracias a Dios por permitirnos sufrir en defensa de su Santa Iglesia. Es verdaderamente una gracia, porque Dios purificará nuestras almas a través de esta preciosa Cruz.
Nuestra Señora del Buen Suceso señaló cuándo estallaría esta crisis, precisamente en el momento en que se abrió el Concilio Vaticano II, "poco después de mediados del siglo XX". Aquí, sigo con algunas de las ambigüedades y errores generados por ese Concilio:
Mons. Annibale Bugnini, El arquitecto principal de la reforma litúrgica y la nueva misa.
Contrariamente al mito moderno de que el Papa San Pío V inventó la Misa en latín, el contenido de la Misa de los Siglos, como a veces se la denomina, proviene de los Apóstoles y existió prácticamente sin cambios en su forma desde el siglo VI, y simplemente fue codificado en el siglo XVI.
La única Misa inventada es la Misa Nueva, que es producto del Vaticano II, creada en un falso espíritu ecuménico. Arzobispo Annibale Bugnini, uno de sus principales artífices, dijo: “Es el amor de las almas y el deseo de ayudar en cualquier forma el camino hacia unión de los hermanos separados, quitando toda piedra que pudiera constituir, aunque sea remotamente, un obstáculo o dificultad, que ha llevado a la Iglesia a hacer incluso estos dolorosos sacrificios [cambiando la forma de la Misa]”. (1)
Varios de los cambios hechos a la Misa con la aprobación de seis protestantes "observadores" del Concilio incluyen:
- Se minimiza la Presencia Real de Cristo en la Sagrada Eucaristía, haciendo que la liturgia parezca más una cena que un sacrificio;
- Las 14 genuflexiones del sacerdote en la Misa tradicional se reducen a tres, y la Sagrada Eucaristía se recibe a menudo de pie y en la mano;
- El sacerdote se enfrenta al pueblo en lugar del altar, cambiando el énfasis de Dios al pueblo;
- Se minimiza el papel del sacerdote para enfatizar el "sacerdocio del pueblo", otra noción protestante. La Nueva Misa pretende que el sacerdote simplemente dirige, o “preside” la Misa, que es ofrecida por él y los laicos juntos. Sin embargo, la verdad es que el sacerdote solo ofrece el sacrificio de la Misa;
- El carácter sacro de la Misa fue destruido. La Nueva Misa trata de ser “comprensible”, pero en cambio, elimina un sentido de misterio santo y deja de inspirar asombro y asombro ante la infinita majestad de Dios. Dios creó el corazón humano para maravillarse con el misterio, porque Él está mucho más allá de nuestra comprensión.
Una procesión con el Santísimo Sacramento durante una misa tradicional
Mientras reflexiono sobre esto, recuerdo lo que mi patrona, Sta. Teresa, escribió en su autobiografía Historia de un alma: "Hay ciertas cosas que pierden su fragancia al aire libre, ciertos pensamientos tan íntimos que no se pueden traducir al lenguaje terrenal sin perder a la vez su significado profundo y celestial".
Cuando asistí a la misa en latín por primera vez, quedé asombrada por su belleza. En lugar de levantar los brazos y gritar ‘Aleluya’, me arrodillé con una profunda sensación de asombro, conmovida más allá de las palabras por la grandeza de nuestro Dios. Sentí como si el tiempo se detuviera y estuviera viviendo el primer momento real de mi vida”. (2)
La necesidad de resistir
Dado todo esto, tenemos el deber de resistir tanto al Vaticano II como a la Nueva Misa. Es probable que seamos difamados por familiares, amigos e incluso compañeros católicos, pero no olvidemos las palabras de aliento de Nuestro Señor:
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan, y hablen todo mal contra vosotros, mentira, por causa de Mí: gozáos y regocijaos, porque vuestra recompensa es muy grande en el Cielo. Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros (Mateo 5:10-12).
Nuestra Señora nos protegerá en el castigo venidero
Esto sucederá después de un terrible castigo, al que las Escrituras se refieren como el Juicio de las Naciones. Hay docenas de profecías de Santos e incluso de la misma Virgen sobre este castigo.
Por ejemplo, la Beata Ana Maria Taigi dijo reconocidamente: "Vendrá sobre toda la tierra una oscuridad intensa que durará tres días y tres noches. No se podrá ver nada, y el aire estará cargado de pestilencia que se apoderará principalmente, pero no solamente, de los enemigos de la Religión. Será imposible usar ninguna luz artificial durante esta oscuridad, excepto benditas velas, el que por curiosidad abra su ventana para mirar hacia afuera, o salga de su casa, caerá muerto en el acto.
“Durante estos tres días, la gente debe permanecer en sus casas, rezando el Santo Rosario y rogando a Dios por la misericordia. Todos los enemigos de la Iglesia, conocidos y desconocidos, perecerán sobre toda la tierra durante esa oscuridad universal, con excepción de un pocos a quienes Dios pronto convertirá. El aire estará infectado por demonios que aparecerán bajo todo tipo de formas horribles”.
Después de estos tres días de tinieblas, “San Pedro y San Pablo, bajados del Cielo, predicarán por todo el mundo y designarán un nuevo Papa. Una gran luz brotará de sus cuerpos y reposará sobre el futuro Pontífice... Habrá innumerables conversiones de herejes, que volverán al seno de la Iglesia; todos notarán la conducta edificante de sus vidas, así como la de todos los demás católicos. Rusia, Inglaterra y China vendrán a la Iglesia”.
San Atanasio: “Aunque los fieles se reduzcan a un puñado, ellos son los verdaderos católicos”
San Atanasio es un buen santo al que acudir. Vivió durante la época de la herejía arriana, cuando muchos, si no la mayoría de los sacerdotes y obispos, negaban la divinidad de Nuestro Señor. San Atanasio fue perseguido e incluso exiliado por defender la verdad acerca de Cristo. (3)
En una carta a su rebaño, escribió: “Aunque los católicos fieles a la Tradición se reduzcan a un puñado, ellos son la verdadera Iglesia de Jesucristo”. (4)
Estas palabras de San Atanasio nos recuerdan que nuestro tiempo no es el único confuso, ni es el único en el que sacerdotes y obispos han intentado engañar a los fieles. Con San Atanasio, proclamemos valientemente la fe católica inmutable y demos gracias a Dios por permitirnos sufrir en defensa de su Santa Iglesia. Es verdaderamente una gracia, porque Dios purificará nuestras almas a través de esta preciosa Cruz.
- http://queenofmartyrspress.blogspot.com/2011/12/for-record-and-from-source-what-bugnini.html
- https://www.traditioninaction.org/Questions/B999_M333-Gen.html/
- https://www.catholic.org/saints/saint.php?saint_id=336 /
- http://traditionalcatholic.net/Tradition/Information/Letter_to_his_Flock.html
Publicado el 7 de junio de 2022
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