Nuestra Fe bajo ataque
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Reseña de la película sobre 'El Papa responde' - Parte III
Francisco Ataca la estructura de la Iglesia
y la vida religiosa
La película promocionada por el Vaticano Papa Francisco: Respuestas (ver también aquí y aquí ) es una entrevista informal entre el Papa y 10 jóvenes de habla hispana; se lanzó en Disney+ y Hulu en Semana Santa a principios de este año. En estos artículos tercero y cuarto de la serie, quiero ofrecer más extractos anticatólicos traducidos de lo que el Papa Francisco afirmó y enseñó, consistentes con la misma agenda progresista que se ha impuesto a la Iglesia desde el Vaticano II.
Les recuerdo a los lectores que esta película estaba y está dirigida a los jóvenes de habla hispana, que constituyen un enorme sector de la población católica mundial. Según cifras recientes de la Vaticano, el 48% de los católicos del mundo viven en América.
Atacar la “estructura de la Iglesia”
Muchas veces a lo largo de la entrevista, el Papa Francisco hizo claros ataques contra la estructura de la Iglesia, insinuando que la fuente de la corrupción que vemos en sus miembros proviene de todo lo tradicional (especialmente la piedad y las instituciones tradicionales), y afirmando la idea errónea de que la Iglesia está siempre con necesidad de reforma.
Uno de los jóvenes presentes fue Víctor, un agnóstico y DJ español, cuya familia apostató de la fe. Preguntó a Francisco si puede entender que la Iglesia se está volviendo irrelevante para muchas personas y, por eso, muchos se van. El Papa respondió:
“Cuando no hay testimonio, la Iglesia se oxida. Se oxida porque se transforma en un club de gente buena que cumple con sus deberes religiosos, pero les falta el coraje de salir a las periferias. Para mí eso está claro, ¿eh?
“Cuando ves las realidades desde el centro, sin darte cuenta, empiezas a formar muros protectores, uno, dos, tres, que te van alejando de la realidad y luego pierdes la noción de realidad. Es decir, ¿quieres ver la realidad? Ir a las periferias. ¿Quieres saber qué es la injusticia social por ejemplo? Camina hacia las periferias. Y cuando digo “periferias” no me refiero sólo a la pobreza, me refiero a periferias culturales o incluso existenciales”.
La falsa doctrina detrás de esta afirmación es que los católicos que no salen activamente al mundo y se involucran en la “justicia social” y la lucha de clases al estilo comunista no están siendo verdaderos católicos y no están “dando testimonio”. En el fondo, esta mentalidad progresista cree en la superioridad de la vida “activa” de “dar testimonio” sobre la vida “pasiva” de piedad tradicional, implicando que el hombre no necesita a Dios para el apostolado, que ahora está centrado en el hombre.
Esta idea fue atacada por Dom Chautard en su Alma del Apostolado, a la que llamó “herejía de las obras” del americanismo. También fue condenado por el Papa León XIII en su encíclica Testem benevolentiae contra el americanismo (págs. 19-21).
Más adelante en la conversación, Francisco le dice a Víctor: “Cualquiera de nosotros puede cambiar una estructura si lo que queremos es justo. Los grandes revolucionarios de la Historia cambiaron la estructura.”
El presupuesto de esta afirmación es que las “grandes” revoluciones de la Historia que “cambiaron la estructura” fueron justas. ¿Quiénes son los “grandes revolucionarios” que hicieron esto? La implicación es inevitable: estos revolucionarios fueron Lutero y Calvino; Robespierre y Marat; Lenin y Trotski.
Ataques contra la piedad y la vida religiosa
Una consecuencia de esta mentalidad “activa sobre pasiva” es el desprecio por la piedad tradicional y la vida religiosa, que Francisco atacó como “corruptas” y un “abuso de poder” que “deshumaniza”.
Una de las jóvenes presentes era Lucía, una ex monja lesbiana. Después de que se presentan a los jóvenes escenas de ella con su amante lesbiana, Lucía le explica a Francisco que era monja, pero abandonó la vida religiosa por “abuso psicológico”: le prohibieron tener comunicación con su familia, toda su comunicación estaba prohibida. La vigilaron y no se le permitió salir de la casa.
Lo que ella describe es la vida normal de cualquier religioso de clausura anterior al Vaticano II. Lo que ella llama “opresivo” no era más que la regla normal que cada monja aceptaba voluntariamente antes de ingresar al convento.
La impactante respuesta de Francisco a Lucía fue colmarla de elogios y atacar la vida religiosa tradicional:
“La Iglesia Verdadera está en las periferias. En el centro [de la Iglesia] hay gente buena, hay gente santa, pero también hay mucha corrupción. Y eso hay que reconocerlo. Se ha hecho mucho daño a la institución eclesiástica... Es cierto lo que usted dice sobre el abuso de poder. Hay historias que yo conocía y en las que tuve que intervenir enviando inspecciones.”
Estas “inspecciones” a las que se refiere son las invasiones y cierres de monasterios y conventos tradicionales que no estaban “saliendo a las periferias” lo suficiente. Esta revisión de la vida religiosa no es algo que haya ocurrido sólo durante el pontificado de Francisco; fue la misma política que implementaron todos los Papas Conciliares en diversos grados pero todos con el mismo objetivo: destruir la vida religiosa tradicional. Los conventos vaciados y la escasez de vocaciones
son uno de los frutos desastrosos del Vaticano II. Vea más ejemplos de esto aquí, aquí, aquí, aquí y aquí.
Continúa elogiando a Lucía por su decisión de “huir” del convento:
“[Estas inspecciones se produjeron en] conventos [monasterios] donde había abuso de poder. Monjas que no podían llamar por teléfono a sus familias, o sea, como usted decía, un aislamiento total, un abuso de poder total, y cuando tienes una historia como la que contaste, creo ustedes, porque desgraciadamente eso sucede en la Iglesia. El acto más valiente [en ese momento] es huir.
“Es decir tomar distancia y [decir] ‘¡A tus tiendas, Israel!’ [Es decir] Este es un mal lugar, este es un lugar de corrupción, este convento me deshumaniza. Voy a volver al lugar de donde partí, a buscar mi humanidad en mis raíces. No me escandalizo por eso. Pero las cosas hay que llamarlas por su nombre y apellido. Pero yo no quiero convencerte, para nada, te respeto, pero en ti veo el dolor de tantas personas que han tenido que sufrir estos abusos eclesiásticos”.
Lucía responde desafiante: “Yo tampoco creo que [mi situación fuera] de dolor. Creo que es lo mejor que me ha pasado”.
El Papa Francisco responde:
“Por supuesto que sí, salvaste tu vida de una situación en la que estabas prisionera psicológica y moralmente. Salvaste tu vida, pero tu vida no ha terminado. Sigues caminando, y aunque no te des cuenta alguien te acompaña, deja que te acompañe aunque no le prestes atención. … Estás en buenas manos, sigue tu camino, te lo digo con simpatía”.
En lugar de corregir a Lucía y castigarla por sus errores, el Papa la elogia, afirma que la vida de clausura es una “prisión” y le asegura a Lucía que está en el camino correcto, que necesita elegir sus propias ideas y que “alguien” está acompañándola, insinuando a Dios, sin embargo, mientras lo decía, mostró una sonrisa traviesa...
En el próximo artículo, examinaré el ataque del Papa Francisco a las “colonizaciones”, su favorecimiento de las inmigraciones inorgánicas y su aparente elogio de Tinder y las relaciones homosexuales.
Continuará ...
Les recuerdo a los lectores que esta película estaba y está dirigida a los jóvenes de habla hispana, que constituyen un enorme sector de la población católica mundial. Según cifras recientes de la Vaticano, el 48% de los católicos del mundo viven en América.
Atacar la “estructura de la Iglesia”
Muchas veces a lo largo de la entrevista, el Papa Francisco hizo claros ataques contra la estructura de la Iglesia, insinuando que la fuente de la corrupción que vemos en sus miembros proviene de todo lo tradicional (especialmente la piedad y las instituciones tradicionales), y afirmando la idea errónea de que la Iglesia está siempre con necesidad de reforma.
Francisco a Víctor: “La Iglesia está oxidada porque no va a las periferias”
“Cuando no hay testimonio, la Iglesia se oxida. Se oxida porque se transforma en un club de gente buena que cumple con sus deberes religiosos, pero les falta el coraje de salir a las periferias. Para mí eso está claro, ¿eh?
“Cuando ves las realidades desde el centro, sin darte cuenta, empiezas a formar muros protectores, uno, dos, tres, que te van alejando de la realidad y luego pierdes la noción de realidad. Es decir, ¿quieres ver la realidad? Ir a las periferias. ¿Quieres saber qué es la injusticia social por ejemplo? Camina hacia las periferias. Y cuando digo “periferias” no me refiero sólo a la pobreza, me refiero a periferias culturales o incluso existenciales”.
La falsa doctrina detrás de esta afirmación es que los católicos que no salen activamente al mundo y se involucran en la “justicia social” y la lucha de clases al estilo comunista no están siendo verdaderos católicos y no están “dando testimonio”. En el fondo, esta mentalidad progresista cree en la superioridad de la vida “activa” de “dar testimonio” sobre la vida “pasiva” de piedad tradicional, implicando que el hombre no necesita a Dios para el apostolado, que ahora está centrado en el hombre.
Esta idea fue atacada por Dom Chautard en su Alma del Apostolado, a la que llamó “herejía de las obras” del americanismo. También fue condenado por el Papa León XIII en su encíclica Testem benevolentiae contra el americanismo (págs. 19-21).
Más adelante en la conversación, Francisco le dice a Víctor: “Cualquiera de nosotros puede cambiar una estructura si lo que queremos es justo. Los grandes revolucionarios de la Historia cambiaron la estructura.”
El presupuesto de esta afirmación es que las “grandes” revoluciones de la Historia que “cambiaron la estructura” fueron justas. ¿Quiénes son los “grandes revolucionarios” que hicieron esto? La implicación es inevitable: estos revolucionarios fueron Lutero y Calvino; Robespierre y Marat; Lenin y Trotski.
Ataques contra la piedad y la vida religiosa
Lucía: una ex monja peruana rebelde y lesbiana
Una de las jóvenes presentes era Lucía, una ex monja lesbiana. Después de que se presentan a los jóvenes escenas de ella con su amante lesbiana, Lucía le explica a Francisco que era monja, pero abandonó la vida religiosa por “abuso psicológico”: le prohibieron tener comunicación con su familia, toda su comunicación estaba prohibida. La vigilaron y no se le permitió salir de la casa.
Lo que ella describe es la vida normal de cualquier religioso de clausura anterior al Vaticano II. Lo que ella llama “opresivo” no era más que la regla normal que cada monja aceptaba voluntariamente antes de ingresar al convento.
La impactante respuesta de Francisco a Lucía fue colmarla de elogios y atacar la vida religiosa tradicional:
“La Iglesia Verdadera está en las periferias. En el centro [de la Iglesia] hay gente buena, hay gente santa, pero también hay mucha corrupción. Y eso hay que reconocerlo. Se ha hecho mucho daño a la institución eclesiástica... Es cierto lo que usted dice sobre el abuso de poder. Hay historias que yo conocía y en las que tuve que intervenir enviando inspecciones.”
Francisco acusa de abusiva a la orden religiosa de la ex monja Lucía y luego la elogia por su salida
Continúa elogiando a Lucía por su decisión de “huir” del convento:
“[Estas inspecciones se produjeron en] conventos [monasterios] donde había abuso de poder. Monjas que no podían llamar por teléfono a sus familias, o sea, como usted decía, un aislamiento total, un abuso de poder total, y cuando tienes una historia como la que contaste, creo ustedes, porque desgraciadamente eso sucede en la Iglesia. El acto más valiente [en ese momento] es huir.
“Es decir tomar distancia y [decir] ‘¡A tus tiendas, Israel!’ [Es decir] Este es un mal lugar, este es un lugar de corrupción, este convento me deshumaniza. Voy a volver al lugar de donde partí, a buscar mi humanidad en mis raíces. No me escandalizo por eso. Pero las cosas hay que llamarlas por su nombre y apellido. Pero yo no quiero convencerte, para nada, te respeto, pero en ti veo el dolor de tantas personas que han tenido que sufrir estos abusos eclesiásticos”.
Lucía responde desafiante: “Yo tampoco creo que [mi situación fuera] de dolor. Creo que es lo mejor que me ha pasado”.
El Papa Francisco responde:
El rostro de Francisco cambia cuando le dice a Lucía: 'Alguien te acompaña...’
En lugar de corregir a Lucía y castigarla por sus errores, el Papa la elogia, afirma que la vida de clausura es una “prisión” y le asegura a Lucía que está en el camino correcto, que necesita elegir sus propias ideas y que “alguien” está acompañándola, insinuando a Dios, sin embargo, mientras lo decía, mostró una sonrisa traviesa...
En el próximo artículo, examinaré el ataque del Papa Francisco a las “colonizaciones”, su favorecimiento de las inmigraciones inorgánicas y su aparente elogio de Tinder y las relaciones homosexuales.
Continuará ...
Publicado el 7 de noviembre de 2023
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