Virtudes Católicas
 |
 |
 |
 |
 |
 |
 |
Caminos Verdaderos & Falsos hacia la Felicidad - XVII
El vínculo entre la Realidad y el Símbolo
El símbolo se usa bastante en las convenciones de hoy. Por ejemplo, para los avisos de tránsito se acordó que un determinado símbolo indicaría qué hacer o no hacer.
La figura adoptada puede implicar lo que se quiere decir: es decir, la figura de un hombre que cruza una calle con una "X", nos dice "¡No cruce!" También puede ser una figura puramente arbitraria, como un triángulo amarillo para significar esto o aquello.
Luego, hay símbolos no convencionales que hablan por sí mismos. El perro es un símbolo de fidelidad; el zorro, de astucia; el cordero, de mansedumbre; la paloma, de la inocencia; la serpiente, de astucia, etc. Son animales irracionales que se interpretan como signo de una idea abstracta, por analogías que asocia su comportamiento con tal o cual virtud o vicio.
La palabra símbolo tiene su significado más noble cuando una realidad de naturaleza inferior nos recuerda, por analogía o semejanza, a un ser de naturaleza superior. Por ejemplo, el trueno es un fenómeno de naturaleza puramente material que puede parecerse al rugido de un león. Una madre puede decirle a su hijo, que nunca ha oído rugir a un león: "¿Oyes este trueno? ¡El rugido del león es así!"
A su vez, el león puede recordar al guerrero, al Rey perfecto o al Pontífice perfecto, etc. El perfecto Pontífice o Rey, a su vez, recuerda la fuerza y la omnipotencia de Dios. Y así se acumulan las analogías.
Se dice que la pureza es blanca, que la justicia es recta, y los colores, sonidos, formas y olores que hablan a los sentidos representan varias virtudes. Hacer esto nos ayuda a comprender qué es la virtud y a amarla.
Incluso del humo de un cigarrillo se puede llegar a Dios. Imaginemos a un hombre fumando, con su pipa soltando una espiral de humo. A veces, la espiral se desarrolla en una línea que recuerda ciertas actitudes del espíritu humano. Y estas actitudes, a su vez, nos recuerdan a Dios. En ese sentido, el simple humo de una pipa o un cigarrillo puede recordar algo de Dios, puede simbolizar una perfección de Dios.
El punto de partida aquí, es un ser que tiene una apariencia sensible: el humo. Las apariencias sensibles, cuando se estudian bien, proporcionan alguna analogía con el mundo del espíritu, con algún estado mental del hombre, con algo de inteligencia humana, con algo, por lo tanto, que toca el alma del hombre. Como tal, esta analogía conduce indirectamente al alma a Dios.
Estamos en pleno terreno de simbolismo, lo que implica un delicado problema, ya que es necesario evitar caer en el Panteísmo, Esoterismo (2) y otras desviaciones de este género. Por otro lado, el verdadero simbolismo puede constituir una forma de conocimiento especialmente aguda.
El universo material es un inmenso edificio simbólico, en el que la parte más alta es el hombre. El universo entero, de una forma u otra, es un símbolo de Dios. Deberíamos poder ver en cada cosa un símbolo de algo más elevado.
El puente entre lo visible y lo invisible es el símbolo. Los hombres estarían mucho más dispuestos a reflexionar si reconocieran el valor simbólico de las cosas.
Lo concreto debe conducir a lo espiritual.
¿Qué es exactamente un símbolo?
Una espada, por ejemplo, es un símbolo del espíritu combativo. Esto se reconoce comúnmente en heráldica y literatura.
¿Existe algún parecido entre la espada y el espíritu combativo? Dado que este último es un estado de ánimo y la espada es una cosa material, ¿cómo puede haber similitud? ¿En qué consiste esta similitud?
Aquí señalamos el sentido elemental de la palabra símbolo, desde el cual podemos esforzarnos por subir a escalones más altos.
Existe una similitud y no es insignificante ni se establece solo por casualidad porque, por ejemplo, durante largas épocas de la historia, la espada fue considerada el arma par excellence . Pero hay algo más. Es que el espíritu combativo se compone de rectitud, inflexibilidad, capacidad de tocar y herir en materias polémicas, para que quien tenga el espíritu combativo emprenda acciones que la espada simboliza perfectamente.
Entonces, hay que admitir que existen semejanzas entre ciertos objetos materiales y ciertos estados de espíritu del hombre, entre las cosas que piensa y las cosas concretas.
Un símbolo existe cuando hay una semejanza entre un objeto concreto específico y algo abstracto o espiritual. Ésta es una buena caracterización de un símbolo; es parte de su definición.
Tomemos, por ejemplo, esta pluma de pájaro. Es un objeto que, por un conjunto de circunstancias análogas al de la espada, simboliza al escritor. Durante muchos siglos, el bolígrafo sirvió como herramienta de escritura para el hombre.
Entre el acto intelectual de componer y el acto manual de escribir hay una cierta similitud, una cierta afinidad. La pluma de ave, con su cálamo central que discurre en línea recta y forma parte de la propia pluma, tiene una flexibilidad, una facilidad de manejo, que recuerda la destreza con la que el escritor desarrolla su pensamiento.
El hecho mismo de que el mango del bolígrafo sea largo nos recuerda la longitud del pensamiento -de un pensamiento lleno de construcciones, de arrières pensées (segundos sentidos) - se puede decir que entre la profesión de escritor y la pluma, ahí hay algo más que una casualidad histórica que sirvió durante tanto tiempo como herramienta de trabajo para el escritor.
Es cierto que su uso para el trabajo de escribir prepara una asociación de imágenes que acentúa y facilita la percepción de esta similitud. Pero la similitud no depende solo de su uso como instrumento; es, a su manera, una verdadera semejanza entre lo que es la pluma y el uso para el que sirve.
Es así como el símbolo establece una correlación de semejanza entre un objeto concreto y algo espiritual.
Continuará
Símbolos convencionales que nos guían por
calles y carreteras
Luego, hay símbolos no convencionales que hablan por sí mismos. El perro es un símbolo de fidelidad; el zorro, de astucia; el cordero, de mansedumbre; la paloma, de la inocencia; la serpiente, de astucia, etc. Son animales irracionales que se interpretan como signo de una idea abstracta, por analogías que asocia su comportamiento con tal o cual virtud o vicio.
La palabra símbolo tiene su significado más noble cuando una realidad de naturaleza inferior nos recuerda, por analogía o semejanza, a un ser de naturaleza superior. Por ejemplo, el trueno es un fenómeno de naturaleza puramente material que puede parecerse al rugido de un león. Una madre puede decirle a su hijo, que nunca ha oído rugir a un león: "¿Oyes este trueno? ¡El rugido del león es así!"
Un león puede recordar valor o a una persona, es decir, un rey
Se dice que la pureza es blanca, que la justicia es recta, y los colores, sonidos, formas y olores que hablan a los sentidos representan varias virtudes. Hacer esto nos ayuda a comprender qué es la virtud y a amarla.
Incluso del humo de un cigarrillo se puede llegar a Dios. Imaginemos a un hombre fumando, con su pipa soltando una espiral de humo. A veces, la espiral se desarrolla en una línea que recuerda ciertas actitudes del espíritu humano. Y estas actitudes, a su vez, nos recuerdan a Dios. En ese sentido, el simple humo de una pipa o un cigarrillo puede recordar algo de Dios, puede simbolizar una perfección de Dios.
Incluso el humo saliendo de una pipa
puede tener un valor simbólico
Estamos en pleno terreno de simbolismo, lo que implica un delicado problema, ya que es necesario evitar caer en el Panteísmo, Esoterismo (2) y otras desviaciones de este género. Por otro lado, el verdadero simbolismo puede constituir una forma de conocimiento especialmente aguda.
El universo material es un inmenso edificio simbólico, en el que la parte más alta es el hombre. El universo entero, de una forma u otra, es un símbolo de Dios. Deberíamos poder ver en cada cosa un símbolo de algo más elevado.
El puente entre lo visible y lo invisible es el símbolo. Los hombres estarían mucho más dispuestos a reflexionar si reconocieran el valor simbólico de las cosas.
Lo concreto debe conducir a lo espiritual.
¿Qué es exactamente un símbolo?
Tizona, la espada del Cid, recuerda su atrevimiento y coraje; abajo, Joyeuse, la espada de Carlomagno
¿Existe algún parecido entre la espada y el espíritu combativo? Dado que este último es un estado de ánimo y la espada es una cosa material, ¿cómo puede haber similitud? ¿En qué consiste esta similitud?
Aquí señalamos el sentido elemental de la palabra símbolo, desde el cual podemos esforzarnos por subir a escalones más altos.
Existe una similitud y no es insignificante ni se establece solo por casualidad porque, por ejemplo, durante largas épocas de la historia, la espada fue considerada el arma par excellence . Pero hay algo más. Es que el espíritu combativo se compone de rectitud, inflexibilidad, capacidad de tocar y herir en materias polémicas, para que quien tenga el espíritu combativo emprenda acciones que la espada simboliza perfectamente.
Entonces, hay que admitir que existen semejanzas entre ciertos objetos materiales y ciertos estados de espíritu del hombre, entre las cosas que piensa y las cosas concretas.
Un símbolo existe cuando hay una semejanza entre un objeto concreto específico y algo abstracto o espiritual. Ésta es una buena caracterización de un símbolo; es parte de su definición.
Tomemos, por ejemplo, esta pluma de pájaro. Es un objeto que, por un conjunto de circunstancias análogas al de la espada, simboliza al escritor. Durante muchos siglos, el bolígrafo sirvió como herramienta de escritura para el hombre.
La pluma refleja algo
del escritor reflexivo.
El hecho mismo de que el mango del bolígrafo sea largo nos recuerda la longitud del pensamiento -de un pensamiento lleno de construcciones, de arrières pensées (segundos sentidos) - se puede decir que entre la profesión de escritor y la pluma, ahí hay algo más que una casualidad histórica que sirvió durante tanto tiempo como herramienta de trabajo para el escritor.
Es cierto que su uso para el trabajo de escribir prepara una asociación de imágenes que acentúa y facilita la percepción de esta similitud. Pero la similitud no depende solo de su uso como instrumento; es, a su manera, una verdadera semejanza entre lo que es la pluma y el uso para el que sirve.
Es así como el símbolo establece una correlación de semejanza entre un objeto concreto y algo espiritual.
Escribas medievales con plumas
Publicado el 29 de septiembre 2020
______________________
______________________
 |
 |
 |