Virtudes Católicas
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Caminos Verdaderos y Falsos Hacia la Felicidad- XXXIV
El mundo de los posibles
Dado que nuestro universo es un modelo del mundo de los posibles, lo más espectacular que se puede encontrar en él debería darnos una imagen del pináculo del mundo de los posibles.
En cuanto a la unión de la criatura con Dios, lo más elevado que se pueda imaginar es la unión hipostática. Justo debajo está la virginidad materna de Nuestra Señora y la omnipotencia suplicante de Nuestra Señora.
El otro día leí en un libro de San Juan Eudes algo que, en este orden de ideas, me llenó de entusiasmo. Pocas veces una lectura me ha dejado tan entusiasmado, y he pasado los últimos días inhalando el perfume de ese entusiasmo.
San Juan Eudes recuerda que al principio existían las Tres Personas de la Santísima Trinidad, pero no la naturaleza humana de Nuestro Señor Jesucristo.
Cuando Nuestra Señora estaba en el Templo, movida por su ardiente deseo de que el Mesías viniera pronto, estudió los escritos sagrados para saber cómo sería el Mesías. Estaba tan imbuida del espíritu del Padre Eterno que, incluso antes de que naciera el Mesías, llegó a imaginarse cómo sería.
Por lo tanto, antes de que existiera Nuestro Señor Jesucristo, Ella lo imaginó. En el momento en que, por su inteligencia y amor, concibió esa imagen de cómo debía ser Él, tuvo el deseo de ser esclava del elegido para ser su madre. Fue entonces, en ese momento, que apareció el Arcángel Gabriel y la invitó a ser la Madre de Nuestro Salvador.
San Juan Eudes explica que, así fue Madre de Nuestro Señor Jesucristo de dos maneras: primero, fue Su Madre porque concibió, por inteligencia y amor, cómo debía ser Él; y segundo, porque Ella lo engendró.
Los posibles en la sinfonía del universo
El alma humana fue hecha para contemplar todo lo que es más grande que ella, e incluso para tener percepciones del infinito. De aquí surgen los sentimientos y vibraciones que uno experimenta cuando se coloca ante todos los posibles.
Así se puede imaginar algo que debería llamarse “el universo de los universos posibles”, en el que la perfección se extendería indefinidamente, ya que el único límite de los posibles es el absurdo.
Expongamos algunos de los innumerables universos posibles.
Los posibles en el arte y la cultura
Me gustan los aparentes contrastes que existen en una grandiosa catedral, donde se ve en una vidriera a Dios mismo jugando con un niño, como lo hizo con San Germán José, por ejemplo. Este aparente contraste es muy característico de la Edad Media, es decir, de la Iglesia, que inspiró esa época histórica.
A menudo, un logro artístico es más un símbolo de un posible que de algo que existe. Considero que este es el pináculo de la civilización.
Hay una escala en la que el primer escalón es el mundo real; el segundo es el arquetipo de lo real; y en el tercero y más alto escalón está el mundo de los posibles.
Ni la poesía ni ninguna otra forma de arte tiene el don de evocar posibles como la música. Evoca bellezas abstractas situadas en un orden de cosas que ni siquiera puede definirse a sí mismo.
Escuchamos, por ejemplo, una canción que evoca batallas en el mundo de los posibles. Pero este mundo de los posibles no es una quimera: a su manera, tiene realidad. La música que más me gusta es la que más me habla del alma, la que evoca lo posible. Por eso el órgano y la trompeta me hablan alto, porque son instrumentos que me recuerdan los posibles. En mi opinión, el clavecín evoca más el mundo de los posibles que el piano.
La música que no cultiva los posibles no es música, es solo técnica musical.
Los posibles en la historia
Cuando imaginamos cómo pudo haber sido la coronación de Carlomagno, percibimos que el gusto por la Historia consiste en saborear los posibles que pudieran existir en ella.
Creo que la mayor consideración que debe buscarse en la Historia no es tanto una explicación de los hechos, sino una evocación de los posibles que se realizaron en tal o cual episodio y cuyo recuerdo quedó.
Esto es lo que constituye, por ejemplo, el encanto de los cementerios con tumbas y mausoleos artísticos. Pueden sentir el encanto del antiguo São Paulo, por ejemplo, en el Cementerio de la Consolación.
Se podría decir que la Historia confirma la frase de la Sagrada Escritura que describe a la Sabiduría que “estaba con Él formando todas las cosas, y se deleitaba cada día, jugando ante Él en todo momento”. (Proverbios 8: 30-31)
Los posibles y los anhelos nostálgicos
Estos anhelos nostálgicos son recuerdos de un posible que ha dejado de existir. Entonces, cuando algo ha dejado de existir, nos queda como posible. Y permanece en el mundo de los posibles rodeado de veneración y respeto, como algo que ha fallecido... Hay mil cosas literarias, poéticas, novelísticas -en el sentido no peyorativo de la palabra- que se asientan allí.
La persona también percibe los posibles que hay en sí misma. Puede embriagarse, ¡y qué fantasías se pueden realizar mediante el conocimiento de los posibles internos! Por otro lado, ¡qué gran deseo de santidad, qué maravilla de heroísmo o talento puede generar el sentido de cada uno de lo que es posible lograr!
¡Ay de las almas que no tienen un sentido de sus posibilidades internas!
Incluso puede ser una forma de entretenimiento mirar las caras en la calle y preguntar si la persona tiene alguna noción de sus posibilidades internas.
Los posibles y los cuatro elementos
Los cuatro elementos clásicos, tierra, agua, aire y fuego, también tienen sus posibilidades. Por ejemplo, el mundo del fuego y las llamas obviamente tiene sus posibilidades, como el mundo del agua. ¿Y el mundo del aire? ¿Qué hombre no siente envidia cuando ve volar un pájaro? El placer del paracaidismo es muy parecido a nadar en el océano, solo que es un baño de aire.
El deseo del hombre de conocer realidades que también están en el mundo de los posibles sirve de inspiración para los vuelos astronáuticos.
¡Este reino del mundo de los posibles constituye una sinfonía armoniosa que nos introduce en el vestíbulo del Cielo!
Continuará...
El otro día leí en un libro de San Juan Eudes algo que, en este orden de ideas, me llenó de entusiasmo. Pocas veces una lectura me ha dejado tan entusiasmado, y he pasado los últimos días inhalando el perfume de ese entusiasmo.
En el momento en que Nuestra Señora concibió al Salvador en su mente, apareció el Arcángel
Cuando Nuestra Señora estaba en el Templo, movida por su ardiente deseo de que el Mesías viniera pronto, estudió los escritos sagrados para saber cómo sería el Mesías. Estaba tan imbuida del espíritu del Padre Eterno que, incluso antes de que naciera el Mesías, llegó a imaginarse cómo sería.
Por lo tanto, antes de que existiera Nuestro Señor Jesucristo, Ella lo imaginó. En el momento en que, por su inteligencia y amor, concibió esa imagen de cómo debía ser Él, tuvo el deseo de ser esclava del elegido para ser su madre. Fue entonces, en ese momento, que apareció el Arcángel Gabriel y la invitó a ser la Madre de Nuestro Salvador.
San Juan Eudes explica que, así fue Madre de Nuestro Señor Jesucristo de dos maneras: primero, fue Su Madre porque concibió, por inteligencia y amor, cómo debía ser Él; y segundo, porque Ella lo engendró.
Los posibles en la sinfonía del universo
El alma humana fue hecha para contemplar todo lo que es más grande que ella, e incluso para tener percepciones del infinito. De aquí surgen los sentimientos y vibraciones que uno experimenta cuando se coloca ante todos los posibles.
Así se puede imaginar algo que debería llamarse “el universo de los universos posibles”, en el que la perfección se extendería indefinidamente, ya que el único límite de los posibles es el absurdo.
Expongamos algunos de los innumerables universos posibles.
Los posibles en el arte y la cultura
Me gustan los aparentes contrastes que existen en una grandiosa catedral, donde se ve en una vidriera a Dios mismo jugando con un niño, como lo hizo con San Germán José, por ejemplo. Este aparente contraste es muy característico de la Edad Media, es decir, de la Iglesia, que inspiró esa época histórica.
Llamadas de trompeta a los hombres a la batalla
Hay una escala en la que el primer escalón es el mundo real; el segundo es el arquetipo de lo real; y en el tercero y más alto escalón está el mundo de los posibles.
Ni la poesía ni ninguna otra forma de arte tiene el don de evocar posibles como la música. Evoca bellezas abstractas situadas en un orden de cosas que ni siquiera puede definirse a sí mismo.
Escuchamos, por ejemplo, una canción que evoca batallas en el mundo de los posibles. Pero este mundo de los posibles no es una quimera: a su manera, tiene realidad. La música que más me gusta es la que más me habla del alma, la que evoca lo posible. Por eso el órgano y la trompeta me hablan alto, porque son instrumentos que me recuerdan los posibles. En mi opinión, el clavecín evoca más el mundo de los posibles que el piano.
La música que no cultiva los posibles no es música, es solo técnica musical.
Los posibles en la historia
Cuando imaginamos cómo pudo haber sido la coronación de Carlomagno, percibimos que el gusto por la Historia consiste en saborear los posibles que pudieran existir en ella.
El encanto de los posibles en el cementerio de consolación.
Esto es lo que constituye, por ejemplo, el encanto de los cementerios con tumbas y mausoleos artísticos. Pueden sentir el encanto del antiguo São Paulo, por ejemplo, en el Cementerio de la Consolación.
Se podría decir que la Historia confirma la frase de la Sagrada Escritura que describe a la Sabiduría que “estaba con Él formando todas las cosas, y se deleitaba cada día, jugando ante Él en todo momento”. (Proverbios 8: 30-31)
Los posibles y los anhelos nostálgicos
Estos anhelos nostálgicos son recuerdos de un posible que ha dejado de existir. Entonces, cuando algo ha dejado de existir, nos queda como posible. Y permanece en el mundo de los posibles rodeado de veneración y respeto, como algo que ha fallecido... Hay mil cosas literarias, poéticas, novelísticas -en el sentido no peyorativo de la palabra- que se asientan allí.
La persona también percibe los posibles que hay en sí misma. Puede embriagarse, ¡y qué fantasías se pueden realizar mediante el conocimiento de los posibles internos! Por otro lado, ¡qué gran deseo de santidad, qué maravilla de heroísmo o talento puede generar el sentido de cada uno de lo que es posible lograr!
¡Ay de las almas que no tienen un sentido de sus posibilidades internas!
Incluso puede ser una forma de entretenimiento mirar las caras en la calle y preguntar si la persona tiene alguna noción de sus posibilidades internas.
Los posibles y los cuatro elementos
Los cuatro elementos clásicos, tierra, agua, aire y fuego, también tienen sus posibilidades. Por ejemplo, el mundo del fuego y las llamas obviamente tiene sus posibilidades, como el mundo del agua. ¿Y el mundo del aire? ¿Qué hombre no siente envidia cuando ve volar un pájaro? El placer del paracaidismo es muy parecido a nadar en el océano, solo que es un baño de aire.
El deseo del hombre de conocer realidades que también están en el mundo de los posibles sirve de inspiración para los vuelos astronáuticos.
¡Este reino del mundo de los posibles constituye una sinfonía armoniosa que nos introduce en el vestíbulo del Cielo!
Continuará...
Este artículo fue publicado originalmente por TIA el 11 de
octubre de 2021.
Traducido al español y publicado por TIA Ecuador el 12 de octubre de 2021.
Traducido al español y publicado por TIA Ecuador el 12 de octubre de 2021.
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